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viernes, 28 de abril de 2017

Catorcenal 167: Agencia Dinamita

Por. Esfuerzo y Compromiso.

Para Montserrat Núñez: Por los años recientes…


Cuando conocimos a Juan Pablo Proal hace cuatro o cinco años más o menos, fungía como editor web del semanario Proceso. Para ese entonces, ya había publicado un par de libros: “Voy a morir, la biografía de José Cruz, fundador de Real de Catorce” (Lectorum, 2013) y “Vivir en el cuerpo equivocado” (UANL, 2013). Este último reportaje inspiró la investigación que estamos desarrollando actualmente sobre “representaciones de la transexualidad (masculina)”.

Además había publicado un artículo: “La generación Zoé”, que después se convertiría en “referencia obligada” para abordar la aparente decadencia del rock hecho en México, el creciente y desmedido consumismo y la boyante  actitud mercadológica por parte de quienes están involucrados en el Festival Vive Latino (léase OCESA y Televisa, por decir lo menos).

De entonces a la fecha, hemos construido una relación de amistad-hermandad que deriva en ser cronistas y testigos del crecimiento profesional que ha experimentado nuestro insigne amigo. Hace unos meses, muy decidido, nos comunicó su decisión de “volar del nido”. Se separó del medio que le acogió por varios años y decidió emprender su propio proyecto empresarial: Agencia Dinamita, enfocada al marketing digital.

En ese contexto, acudió al conversatorio que organizamos en septiembre pasado y formó parte del nutrido grupo de “Treintones” (#14Nal 159). Ahí compartió y defendió sus puntos de vista respecto a por qué vale la pena emprender –en la segunda década del siglo XXI-, el sentido que tiene, qué fue lo que le impulsó a seguir su vida de otro modo y, hasta cierto punto… manejarse de otra forma en este planeta.

De modo que, lo que algunas personas pudimos presenciar durante la charla “El arma secreta para detonar tu negocio” (Marzo, 2017), fue un atisbo contundente con respecto a dónde tenemos que dirigir nuestros pasos. Proal no hablaba solo, se hizo acompañar de dos tocayos más: Juan Pablo Ramos (director de Cletofilia) y Juan Pablo Carrillo (editor de Pijama Surf). Los tres reflexionaron en torno a la importancia de generar contenido ORIGINAL, fortalecer la interacción “en vivo y en directo”, estrechar vínculos y apostar (cada quien a su manera) por un sin fin de estrategias para construir comunidad.

Hasta cierto punto, eso es lo que ha venido sucediendo con este espacio de reflexión casi quincenal y con el periodista, escritor y empresario… al que hoy dedicamos este espacio.



MasculinidadES II

¿A qué nos referimos cuando decimos que la masculinidad es aprendida? ¿En qué momento y a partir de qué elementos fuimos conscientes de que somos hombres? ¿Qué estamos dispuestos a hacer o dejar de hacer, para deconstruirnos como “hombres heteropatriarcalizados” y atrevernos a vivir nuestras diferentes maneras de ser hombres?

Todas son preguntas sobre las que dialogaremos en conjunto y por segunda ocasión, el próximo jueves 11 de mayo en la librería Jaime García Terrés de la UNAM. Ahí sostendremos otro diálogo (interno y externo) con el académico del Colegio de México, Juan Guillermo Figueroa y la doctora Alejandra Salguero Velázquez, profesora-investigadora de la FES-Iztacala.

Esta vez, la cita es a las 17 horas. La entrada, como siempre, será libre como el viento… ahí nos vemos.




lunes, 19 de septiembre de 2016

Catorcenal 159: Treintones pa’ los preguntones…


Por. Para que no me olvides.


Para Víctor Hugo Sánchez: Contador, compañero de viaje y treintón.


Escribimos esta entrega durante la noche del 15 de septiembre de 2016. La escribimos así, porque siempre hemos sostenido que la responsabilidad ética al publicar una columna radica en un “aparente equilibrio” entre lo que se dice (escribe), se piensa y, lo más importante, se hace.  Esa máxima sintetiza un deslinde generacional de las personas alienadas tecnológica, ideológica y políticamente. No por intolerancia, sino porque hay “discusiones” que ya no estamos dispuestos a sostener. El matrimonio igualitario, la adopción por parte de parejas del mismo sexo, el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y la posibilidad del “bien morir” son realidades (controvertidas y controversiales), pero finalmente eso: REALIDADES.

Ante tal situación, nuestra apuesta siempre ha estado en la sensibilización, el análisis y la divulgación de un punto de vista más informado, amplio y plural. De tal modo, que cuando comenzamos a publicar esta columna, hace poco más de ocho años, no imaginábamos que el panorama para ejercer el periodismo en este conjunto de territorios tan dispares que aún llamamos México, se tornaría desolador. Sabíamos de agresiones a las y los profesionales de la información; pero no entendíamos, porque no dimensionábamos del todo, la violencia sistémica que se ensaña y ejerce contra nuestras colegas por el simple hecho de ser mujeres.

Nosotros, quienes crecimos en un entorno adverso, sin privilegios, en la periferia de una capital latinoamericana, pero que tuvimos la fortuna de ingresar a una Universidad Nacional Pública y Gratuita, becados por nuestra sociedad, hoy vivimos de espaldas a ella y a su compleja realidad. Somos esa generación que Rosaura Barahona identificó en su texto como “generación agotada”. Somos también la primera generación de adultos jóvenes que padecen los estragos de un Tratado de Libre Comercio con América del Norte. Dinero rosa que despolitiza a quien lo gasta. Hordas de gente en empleos semi-informales. El outsourcing (la subcontratación laboral) como norma y los contratos con prestaciones (antigüedad, seguridad social y reparto de utilidades) como excepción.

Somos una parte importante de la población, que por primera vez puede decidir entre ejercer la maternidad/paternidad (algunas personas de una manera muy tradicional/ conservadora y poco cuestionadora), o imprimirle a nuestros “proyectos de vida” otras características. Somos la generación, cuyo crecimiento económico (nulo y mediocre), pende de alfileres. Sabemos de crisis (de todo tipo) porque hemos vivido en ellas, prácticamente desde que éramos bebés. Alcanzamos los 30 años de edad (o más) en un contexto de violencia inaudita. Somos la suma de quienes nos dejan y a quienes dejamos… en el camino (la vida, el viaje) plagado de incertidumbres, andamos, continuamos; porque aprendimos y muy bien, que no hay camino previamente trazado. EL CAMINO SE HACE ANDANDO y estamos a favor de un modelo de cultura que valorice las relaciones antes que los símbolos de estatus.


Bajo esta consigna nos reuniremos: Un raptivista (Danger Alto Kalibre de Tijuana, Baja California), un escritor y empresario (Juan Pablo Proal, de Puebla), un actor (Juan Carlos Alcocer de Monclova, Coahuila), un músico (Rafael Petriciolet) y el responsable de este “espacio de reflexión casi quincenal” para conversar moderados por la maestra Montserrat Núñez Ortiz (Ciudad de México, 1985) y disertar sobre nuestra precariedad laboral, el periodismo, la música y el arte.




La cita es este jueves 22 de septiembre en el Gimnasio de Arte y Cultura en punto de las 20 horas. Lo hacemos así, porque confiamos en el poder de la palabra como “catalizador” de los cambios que nuestra sociedad demanda; porque todes quienes participamos somos resultado del esfuerzo personal que nos animó a resolver las cosas de otra manera y eso es lo que hasta cierto punto nos ha mantenido “al otro lado del camino”. Es esa posibilidad de NO pertenecer la que nos obliga a seguir empujando, redactando… congregando. De modo que si no cuenta con otro compromiso y tiene posibilidad de asistir para conversar con este grupo de treintones: Lo esperamos en el tercer piso del número 185 (avenida Álvaro Obregón) en la colonia Roma. Si no puede, le pedimos no olvidar que somos esa generación que puede hacer algo distinto o perecer sin intentarlo siquiera. Le esperamos…

miércoles, 26 de marzo de 2014

Catorcenal 127: Vive Ladino (XV años)




Por. Tus lágrimas se convirtieron en las estrellas de mi cielo


Para Susana B. Giovannini:
Maestra de filosofia (para la vida),
eminencia en Teorías de Comunicación (humana) desde América Latina
y compañera eterna en la lucha codo a codo, día tras día…
así, hasta el final de nuestras vidas.
#NoSeMuereQuienSeVaSóloSeMuereQuienSeOlvida


Ladino: Dícese del indio o negro que habla “bien” el castellano.


Los orígenes del Festival Vive Latino están en los masivos del Estadio de Prácticas de Ciudad Universitaria y el estacionamiento para aspirantes sobre avenida del Imán. Ahí se hicieron presentes y forjaron camino, bandas como La Milagrosa, Juguete Rabioso, Maldita Vecindad, Santa Sabina, Botellita de Jerez, La Lupita o Guillotina. Ante este innegable antecedente, surge una crítica a propósito de la institucionalización del rock y su cooptación a través de OCESA, por parte del colega Juan Pablo Proal, quien se refiere a ésta como “la generación Zoé”, “porque una buena parte esquiva su realidad con versos dedicados a la Vía Láctea (…) la que gasta su quincena de contestador de teléfonos en un boleto del Vive Latino. Misma que pasó más de cinco años en la universidad y ahora está deprimida en el subempleo. En vez de alzar su voz, de repudiar su situación, se regodean de su indiferencia”.

Ante esta crítica mordaz, pero cierta, hay que mencionar a los representantes de la tribu urbana: Tex Tex, Rodrigo Levario, El Haragán y Compañía, Transmetal, Charlie Montana, Luzbel, Hocico, Garrobos y la Banda Bostik; quienes han tenido que picar piedra para hacerse de un espacio en los carteles del Vive, que año tras año reserva pocos espacios para “los sonidos de la calle”. No hay que olvidar que hasta hace poco, ni la cumbia, ni los sonideros eran bien recibidos, pese a que desde su creación, el Vive se ha auto-denominado “cultura musical”, pero apenas hace dos o tres años comenzó a incluir propuestas como Kumbia Queers, Tropikal Forever, Sonido Gallo Negro, Amandititita, Celso Piña y Sonido San Francisco; espacio que “sin querer queriendo”, forjaron –a su manera y pesar- bandas como Los de Abajo, Ozzomatli y El Gran Silencio. Aquí hay que mencionar a “La Avanzada Regia”: Plastilina Mosh, Zurdok, Jumbo, Control Machete, Volován o Inspector, que contribuyeron a “descentralizar el rocksito” en este complicado país.

No es que el Festival fuera de “cultura musical”, es que ha tenido que hacerse y aquí es donde entra su público, los medios (Órbita, Reactor, Ibero 90.9, Revista Mescalito), es por ello que el Vive está en el camino de convertirse en el festival más importante de Iberoamérica, pese a estar operado por OCESA y en detrimento del Hell and Heaven Metal Fest #ElFestivalQueNoFue, hecho lamentable, pero entendible, porque permite recordar que en 2010 Televisa pagó 107.2 millones de dólares por el 40 por ciento de las acciones de la misma, y aquí es donde se aprecia la diferencia entre aquellos primeros conciertos en CU donde “la seguridad erámos todos”, hasta el Foro Sol de nuestros días.

Si bien, poco a poco la banda ha aprendido a ser más abierta y plural, tampoco hay que perder de vista que en gran medida esa “tolerancia” es resultado de la Carpa Intolerante, que a su vez derivó en otras. La inclusión gradual de distintas propuestas a través de los diferentes escenarios ha permitido que otras expresiones musicales se hagan presentes, como sucedió el año pasado con Los Ángeles Azules y los Tigres del Norte que actuarán este 2014, y cuya “ausencia histórica” remite a su tocada en el Festival Internacional Cervantino (2001), en la que estuvieron acompañados de Julieta Venegas, La Barranca y Molotov; para entonces ser concientes de que la Diversidad Musical siempre ha existido, y conforme han pasado los años, los responsables de la des-organización han tenido que “apechugar”.

Por supuesto existen infinidad de recuerdos: el exilio de Julio Revueltas luego de una respuesta desfavorable por parte del público, contrastado con las actuaciones memorables de Los Tres, Todos Tus Muertos y Danza Invisible (1998), ni que decir de La Castañeda, Los Fabulosos Cadillacs y The Wailers (2000). A lo largo de sus diferentes ediciones, el Vive ha presentado a Save Ferris (2003), Desmond Decker (2004), The Skatalites (2005), Los Súper Elegantes y Brujería (2006), Jaramar (2009), Albert Plá y La Tokio Ska Paradise (2011), URSS bajo el Árbol (2012) y Real de Catorce (2013). También han ocurrido situaciones insólitas, como la madriza a Alejandro Marcovich y la lluvia de proyectiles contra Dover y Amaral, o aquella ocasión en que se terminó el agua y la carne para las hamburguesas.

No obstante, el rock sigue siendo antes que nada una actitud ante la vida, y aquí se retoma a Proal cuando afirma, “hacen falta grupos que hablen de su entorno social, que confronten al sistema, sus intituciones y a quienes dicen gobernarnos. Si como dice Albert Camus, ‘el artista debe estar siempre con aquellos que padecen la historia, no con los que la hacen’; los grupos de rock deben aportar su capacidad de convocatoria para suprimir este silencio cómplice que resulta muy cómodo para quienes lucran con este país y sus diversas expresiones culturales”.

Por ello, quienes asistan a los XV años tendrán que trascender lo efímero de un concierto maratónico (4 días) y poner atención a los procesos culturales alrededor de la música y de quienes la hacen… ¿por qué está pasando lo que pasa con las disqueras, con los artistas, por qué un boleto cuesta lo que cuesta en un país donde el poder adquisitivo disminuye día tras día; quién o quienes serán los grupos de referencia para hablar de la generación que asistirá a la edición 2014 del Festival Iberoamericano de “Cultura Musical” Vive Ladino?

Al tiempo las respuestas…


Epitafio: Se te acabó quien te quería… (Marzo/13/2014).