martes, 28 de junio de 2011

Catorcenal 74: AMORosa.

Por luchar contra corriente

Para Rodrigo Díaz Llamas (a.k.a. el skato):

Hasta que la vida te traiga de regreso mano.

Después de un trance académico intenso pudimos retomar este esfuerzo reflexivo casi quincenal, para –en medio de tanto decapitado e incertidumbre económica- dedicarle un instante al Amor, entendiéndolo como consuelo, acompañar al otro en su soledad.

Amor como un asunto político en la medida en que permite transgredir los límites y construir relaciones humanas más democráticas, sinceras y de intercambio recíproco (léase dialéctico), en el ámbito afectivo, educativo, familiar y laboral.

Amor como una actitud ante la vida que permite el acto de creación y la supervivencia en un contexto inédito de violencia cotidiana, un asidero que nos salve de la destrucción del tejido social que hoy experimentamos. Amor como objeto de cariño especial, sentimiento que inclina nuestro ánimo hacia algo que nos place (profesión, hij@s, pareja).

Con respecto al amor, podemos afirmar que no basta con sentirlo, también hay que manifestarlo y cultivarlo; formar a quienes crecen a nuestro alrededor en el sentimiento de solidaridad que el amor inspira, recordar que no obstante los avances tecnológicos, es el amor uno de los elementos que ha permitido llegar a la humanidad al lugar en donde hoy se encuentra.

Por eso la consigna de la 33 Marcha del Orgullo LGBTTTIQH del pasado sábado 25 de junio pedía: “leyes sin discriminación para toda la Nación”, porque el amor además de no tener edad, tampoco tiene sexo; por ello la invitación a participar de la Diversidad Social desde el corazón de México-Tenochtitlán permanece abierta…

Así la vida:

Enamorada, así se veía Josefina Vázquez Emo hace cinco años cuando renunció a la Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL) para impulsar la candidatura de Felipe Calderón.

Desilusionada luce hoy, cuando dice sentirse más sola que nunca en la búsqueda de la candidatura presidencial para 2012. Sólo para ejemplificar porque no puede haber ying sin yang, un rato arriba, un rato abajo…


¡Gracias Compay!