miércoles, 30 de marzo de 2016

#14Nal 153: Aquí no se rinde nadie…


Por. Esta semana lloverán pájaros.


Para David Rodríguez “el arquitecto”, amigo y compañero-citadino…


Aquí puede ser cualquier parte, sitio o lugar. A Jesús Balderramos lo conocimos en el año 2010, durante el Taller de Acondicionamiento Artístico (stencil, cartel y fotografía) que ofreció el Gimnasio de Arte y Cultura. Con él y otros nueve compañeros más, inauguramos nuestra primera exposición colectiva –resultado del mismo Taller- en las vitrinas de la estación “Tacubaya” del Sistema de Transporte Colectivo METRO en la Ciudad de México.

Posteriormente, tuvimos oportunidad de verlo en diferentes ocasiones, haciendo lo que más disfrutaba hacer: tocar el piano. Así es, apreciable persona que hace el favor de leernos; al joven Chucho o mejor dicho, “Chuchin Sky” -como le gustaba autodenominarse-, le daba por interpretar y componer música. Lo mismo para cortometrajes, que como solista o dirigiendo un coro que más bien parecería una orquesta.


Usted se preguntará… ¿Qué tiene que ver esta historia con la frase que da título a la presente entrega? Ocurre que parados ahí, en el Complejo Cultural Heredia de la ciudad de Santiago de Cuba el pasado mes de octubre, vimos una fachada con la silueta del general Juan Almeida Bosque acompañada de su contundente frase: “Aquí no se rinde nadie”. La anécdota quedaría ahí, de no ser por la doctora Iluminada Orozco González, Presidenta del Comité Científico del XII Simposio de Masculinidad y VIH, quien durante la clausura del dicho evento en "la isla", evocó la misma frase para referirse al compromiso-humano-social que implica el flagelo del VIH, y la manera conjunta en que tenemos que hacerle frente.  


Cuando se difundió la muerte de Jesús “el pianista” Balderramos, durante nuestra breve-estancia en el 31er. Festival Internacional de Cine en Guadalajara, quisimos volver de inmediato. Apenas habíamos intercambiado mensajes de texto unos días antes, a propósito de su aparente recuperación, cuando solicitaba una andadera o un bastón para sostenerse mientras estaba convaleciente. Quedamos, y eso se acordó antes, que nos veríamos para platicar y ocasionalmente, disfrutar de un concierto privado que adeudaba al staff de #14Nal desde tiempo atrás. No hubo oportunidad…

Entonces pensamos en escribir esta entrega a manera de obituario, pero hacerlo de tal modo que diera cuenta de la firme convicción y el arrojo con el que vivió el joven músico de 32 años. Aprovechando que desde hace un par de años, con el fallecimiento de nuestra querida maestra Susana Rita Becera Giovannini -quien por cierto se parecía mucho físicamente a la ya mencionada doctora Iluminada-, marzo es visto como un mes de reconciliación: con las demás personas (a quienes lastimamos o nos hacen daño)… con nosotras mismas.

En todo este proceso (el de reconciliación), siempre ha existido un elemento constante: la música. Sirva entonces un ejemplo contundente de la misma: el pianista y compositor, Jesús Balderramos, quien  soía decir: Lo que amo de la música es que está en todas partes, en todo momento y toda circunstancia, jamás se aparta de nada y nadie, recorre el tiempo, espacio y distancia, abraza, da vida, vida”; para reiterar lo que nos trajo hasta este lugar, que repetimos, podría ser cualquiera: Aquí no se rinde nadie… ¡A resistir! Si no es por nosotros, por nuestros seres queridos y mientras nos quede vida.

Dejamos  las líneas que leerá a continuación, como una especie de epitafio descubierto en la novela "Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar" de Luis Sepúlveda (1996):

"- Sí, al borde del abismo comprendió lo más importante…

**¿Ah sí? ¿Y qué es lo que comprendió?

-Que sólo vuela el que se atreve a hacerlo".



viernes, 4 de marzo de 2016

Catorcenal 152: Seguir viviendo…


Por. Ahorros de esperanza

Porque sabemos que lo mejor siempre está por venir.
Porque anteponemos los valores de la educación pública (laica, científica y gratuita) a cualquier expresión cómico-mágico-musical.
Porque tenemos claro que ahora es cuando.
Porque sabemos que la palabra emitida es una de tres cosas que no vuelven atrás.
Porque la flecha lanzada (al igual que la oportunidad perdida) nos recuerda que somos seres humanos y en consecuencia, nos equivocamos… decidimos.
Porque descentramos el pensamiento en aras de lograr pluralidad de voces/equilibrio informativo.
Porque aún tenemos ganas de cambiar las cosas, combatir al status quo, denunciar los abusos del capitalismo gore y asesino.
Porque entre más conocemos a los hombres, más queremos a las machas.
Porque para “seguir viviendo”, sólo hay que dejar que la vida se abra paso por si misma…



Seguir viviendo” es el primer largometraje de ficción de la cineasta Alejandra Sánchez (Bajo Juárez. La ciudad devorando a sus hijas, 2006 y Agnus Dei: Cordero de dios, 2011). La activista Norma Andrade ha sido agredida en Ciudad Juárez, Chihuahua. Sus nietos Jade y Kaleb tienen que huir de esa ciudad fronteriza y la única opción viable es que lo hagan acompañados de Martha (Nora Huerta), una periodista que perdió a su hijo en un accidente automovilístico y cuyo duelo se verá pospuesto debido a  los acontecimientos detonados a partir del atentado real que sufrió la abuela de ambos adolescentes. Una de las activistas más reconocidas desde que el fenómeno del feminicidio estaba focalizado en esa localidad, antes de expandirse a otros lugares del país.

Hay un par de elementos para destacar. El primero es que se trata de una ficción bastante cuidada, protagonizada  por dos adolescentes afectados directamente por las circunstancias, pero cuyo trabajo actoral, mismo que construyen junto a Huerta, integrante de “Las Reinas Chulas”, Moisés Arizmendi y Tito Vasconcelos; imprime un aire fresco ante la apabullante realidad que nos desborda, permitiendo un acercamiento distinto, de otro tipo, vamos a decir… tantito más sensible, hacia lo que experimentan las víctimas de la violencia asociada al crimen organizado, los abusos y/o la colusión de las fuerzas federales; así como a la indiferencia de nuestras autoridades.


El otro es que aunque la han definido como una road movie de aliento, que ayuda a la reconstrucción personal y la sanación de heridas. Los hermanos, con su sensible experiencia a cuestas, consiguen hacer de su participación una catarsis ante la tragedia vivida y la manera en que ésta les permitió enfrentar su realidad. La película se convierte así en un testimonio cinematográfico que relata la vida después de la pérdida, de la ausencia forzada de seres queridos, de la búsqueda de un remanso de paz. Una película en donde Sánchez, se aparta del documental, para explorar la reconstrucción personal de quienes han sido tocados por la fatalidad y el crimen en los años recientes.

Tras su estreno en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (2014), la cinta ha recorrido varios festivales. Nora Huerta obtuvo un merecido Premio Ariel como Revelación Femenina, y de la mano de su productora, Celia Iturriaga, Alejandra Sánchez decidió exhibir su película en la Cineteca Nacional, entre otros recintos habituales que apoyan al cine hecho en México: Cine Tonalá, la Casa del Cine y la Filmoteca de la UNAM. Aunque ahora que existen otras plataformas digitales (como Cinema Uno o Film in Latino), valdría la pena considerarlas como opciones viables de exhibición que permitan a esta película en particular, llegar a un público mucho más amplio.


“Seguir viviendo”, un acercamiento, sí a los feminicidios (y ya no sólo a los de Ciudad Juárez), pero también a una realidad que supera día con día a la ficción. No obstante, “Seguir viviendo” es no rendirse, aunque todo nos diga lo contrario…