viernes, 22 de noviembre de 2013

Catorcenal 122: Periodismo en México


Por. Melodía que no se va...

Para “el amor que no se atreve a decir su nombre”:
Porque ocurre una vez y nunca más vuelve a ser lo que fue… ¡nunca!


Hacer periodismo en México, insistir en un ejercicio profesional considerado cada vez más peligroso dentro y fuera del país. Más aún, prepararnos y capacitarnos para la “ventana infernal” que se nos está viniendo encima. Eso se intentó hacer durante el II Encuentro Nacional de Periodistas, celebrado los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre en el Salón Digna Ochoa de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

Hasta ese lugar llegaron más de 150 colegas, procedentes de distintas entidades federativas: Nuevo León, Quintana Roo, Michoacán, Morelos, Tamaulipas, Chihuahua, Hidalgo, Durango, Veracruz, Estado de México, Baja California, Oaxaca, Jalisco, Chiapas, Puebla y Nayarit, en orden de aparición y convivencia. Todas y todos con una consigna: “El compromiso social de las y los periodistas en un entorno de violencia”.

Los temas fueron muchos y sumamente complejos: Legislaciones que protejan y garanticen la labor informativa, mecanismos de apoyo ante las agresiones y la violencia, si por parte del crimen organizado, pero también y sobre todo, de caciques locales coludidos con autoridades municipales y/o estatales. La perspectiva de género como condición sine quanon para ejercer un periodismo integral e independiente, que sirva a la ciudadanía. Seguridad digital, libertad de expresión y redes virtuales; profesionalización mediante Colegios, conformación de organizaciones gremiales y demanda de políticas públicas, entre otros aspectos.

Todo con el interés de intercambiar conocimientos y experiencias sobre las respuestas que dan las autoridades, organizaciones civiles y profesionales a las agresiones en contra del gremio periodístico. Y así conseguir coberturas seguras, construyendo redes e intercambiando estrategias.

Pero esto sirve de poco o nada, mientras la sociedad no termine de entender que con desplazamientos, exilios y asesinatos de periodistas, se afecta a la sociedad en su conjunto. Le aniquilan su derecho a saber, le asesinan a sus mensajeras e interlocutores y la sociedad además de indolente e indiferente, raya en lo cómplice. “Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”, decía Martin Luther King y no es por intrigar, pero en este tema la sociedad mexicana ha dicho –y sabe- muy poco, por no decir nada. 

A reserva de lo que publicaremos en la revista Zócalo como una especie de balance, sobra decir que la situación por la que atraviesa el país en materia de libertad de expresión es demasiado crítica. Tan sólo en el primer año de la administración federal actual se han documentado 181 agresiones a diferentes medios y en contra de profesionales de la información. Si a esto agregamos que la mayoría de las agresiones provienen de instancias que en teoría tendrían que velar por la protección de las y los periodistas, la situación se torna alarmante.

Hablamos de un ejercicio periodístico que no pretende riqueza ni poder, sólo busca consolidar una vocación de servicio público, informar para aportar elementos y contribuir así a la deliberación y el debate públicos; documentar los abusos, y al mismo tiempo coadyuvar en la búsqueda –y en el mejor de los casos-, la obtención de justicia. Esto útlimo como un anhelo que permite entender al periodismo crítico, ejercido con ética, como un lujo, un riesgo; pero sobre todo, como una NECESIDAD SOCIAL, para que todos y cada uno de nosotros podamos estar bien informados.

No hay que olvidar que “ignorar la peste no es acabarla y dejar de contar los muertos no es parar la masacre”. Además de que ignorar, incluso, participar de las agresiones en contra de las y los periodistas, NO es combatir la impunidad.  

Al maestro con cariño…

El martes 26 de noviembre, participaremos del Cine-Debate en Homenaje a Gustavo García, crítico de cine, profesor universitario (recientemente fallecido) y quien fuera formador de numerosas generaciones, tanto en la Universidad Nacional, como en la Autónoma Metropolitana.

Se proyectará la película “Mi universo en minúsculas”, ópera prima de Hatuey Viveros (CCC) y contaremos con los comentarios del profesor Federico Dávalos Orozco, sobre la relación: Gustavo García, el Cine y la Ciudad. Nos vemos en la sala Lucio Mendieta y Núñez de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en punto de las 13 horas… ¡cáigale!




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