viernes, 14 de junio de 2013

Catorcenal 114: Acapulco (de Juárez).



Por. Una danza que nunca va a bailar nadie. 

A las y los normalistas, que luchan y resisten:
Porque se pierde todo, menos la dignidad...


Ciudad y puerto de Acapulco Guerrero, perla elegante, paraíso mundial y a la vez punto estratégico de la República Mexicana… ¿a qué fuimos? A presentar al mundo los resultados finales de nuestra tesis de maestría que tendrá su réplica oral en el segundo semestre de 2013. Antes le compartimos la ponencia presentada en el III Encuentro Internacional de Investigación en Estudios de Género, para cualquier duda, comentario o sugerencia que guste hacernos llegar.

Además, pudimos comprobar que las y los guerrerenses, no están tan preocupados por el 4to. Aniversario del crimen de la estancia infantil ABC en Hermosillo, Sonora; porque sus preocupaciones son otras: pescadores que ya no pueden serlo ante el avance voraz del sector turístico, agricultores que tendrán que dejar de vivir de la tierra, ante el avance descomunal de la minería “a cielo abierto”. En este aspecto, Guerrero al igual que Michoacán y Morelos, son bombas de tiempo, por lo que se requiere altura de miras y sensibilidad política, para entender lo que está ocurriendo en esos estados, ante la proliferación de grupos de autodefensa o guardias comunitarias y el rechazo creciente a la contra reforma educativa (que también repercute en lo laboral).

Acapulco es tierra fértil para la antropología sociocultural vía los estudios de género, pero también y sobre todo, para el análisis y la comprensión de la resistencia magisterial, el despojo a quienes eran pescadores y campesinos; cuyos descendientes ahora están a cargo de la seguridad en los hoteles, centros de convenciones y fraccionamientos residenciales. Un lujo exuberante que ellas y ellos construyen, pero que nunca podrán disfrutar.

No, porque el sector servicios además de excluyente y jerárquico, contribuye a perpetuar la inequidad social. “Tanto tienes, tanto vales”, lo mismo en restaurantes, que en las discotecas (¿todavía se usa la palabreja?). Esto hace que apremie una “teoría del resentimiento social”, que considere el abuso de autoridad, la indiferencia gubernamental y el desdén legislativo, al que hoy se enfrentan las y los guerrerenses.

Sin duda, antes que desprecio y descalificación, es preciso analizar, desagregar y comprender estas “causas profundas”, lo cual, sólo es posible mediante la interacción directa con quienes están involucrados. Ante la inconformidad magisterial devenida en descontento social, los grupos de autodefensa y el crimen organizado, que se ha afianzado en diferentes estados del país, particularmente en la región de la “costa chica y la montaña alta” de Guerrero. Los primeros prosperan por un vacío de poder-seguridad que el Estado ha permitido y los segundos por la complicidad de gobiernos (federal, estatal y/o municipal), que encuentra en Acapulco su botón de muestra.

Aunque la presente “reflexión casi quincenal” no pretende ser alerta, si constituye una alarma; para cuestionar la falsa idea de que en la capital del país (Ciudad de México, Distrito Federal y zona conurbada o Área Metropolitana del Valle de México) la cuestión de seguridad esté blindada. Quienes vivimos, estudiamos y disfrutamos del arrabal en sus diferentes manifestaciones, sabemos y somos testigos de la descomposición social que antes se enfatizó en Ciudad Juárez, Monterrey o Culiacán y después en Acapulco. Su “aparente” instalación en México-Tenochtitlán será, por así decirlo, resultado de un análisis previo en prospectiva. Por supuesto que las circunstancias pueden cambiar (para bien o para mal), no obstante, urge ponerse sesud@s, analític@s, sensibles y perceptiv@s, antes de que sea demasiado tarde…

Lección primaveral:

“A veces hay que perder para seguir adelante, CRECER y (eventualmente) ganar...”

De la serie: La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda y otras historias que no hemos de vivir.




No hay comentarios:

Publicar un comentario