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viernes, 20 de febrero de 2015

Catorcenal 142: Amores foráneos


Por. Se te acabó quien te quería…

Para Antonio Lego: deseando que su felicidad perdure.





“La peor  forma de extrañar a alguien es estar sentando a su lado y saber que nunca lo podrás tener”
Gabriel García Márquez.


Febrero es el mes del amor. Así lo ha dicho una sociedad que empuja a los hombres a sostener encuentros sexuales múltiples, en términos de una sexualidad más permisiva. En contraste, a las mujeres les resulta un poco restrictiva, por aquello de la “monogamia” asociada a la resignación y el “matrimonio para toda la vida”: Hipocresía social, alimentada por las características adjudicadas al amor romántico, hetero y patriarcal, que recurre a los binarismos para normar y encasillar nuestras personalidades. “Nacemos desnudos y la sociedad nos viste de prejuicios”, dijo alguien durante el tercer año consecutivo del #ForeverAloneFest.

A propósito de esto, en algún momento quisimos escribir algo sobre “el fervor de la soledad”, para citar lo que canta Ana Tijoux: “NO estoy sola, estoy conmigo”, pero la distracción por un “amor a la distancia” lo impidió hasta el día de hoy… Amores foráneos que vienen riendo, luego llorando se van y en ellos se va la vida, que nunca más volverá. Además de parafrasear a Miguel de Unamuno, habría que pensar en las enseñanzas que dejan los ciclos que se cierran (sea una tesis de maestría, un medio comunitario/universitario o la relación con el #AmorProhibido, ahora sublimado como #AmorPerdido).

¿Qué es lo que queda después de los kilómetros recorridos y las experiencias vividas en otros entornos que no son nuestra cotidianidad? Si como canta “El Chapo de Sinaloa”: #NadieEsDeNadie y efectivamente, “no es difícil perder algo que nunca se tuvo”, es momento de empezar a vivir nuevamente en soledad. Recuperar la confianza -nunca totalmente perdida- en que es posible seguir adelante, porque no vivimos del pasado y sabemos que lo mejor SIEMPRE está por venir. A esto hay que agregar que crecimos resistiendo, con esperanza y libertad emocional. De ahí que la indiferencia legislativa, la gandallez de la élite en el poder –insistimos: corrupta, corruptora y asesina-, y la brutalidad de los aparatos represivos del Estado, tampoco nos detengan.

De ahí también, que pese a la perdida del amor foráneo, siempre valdrá la pena recurrir al verso –muy atinado y actual- de Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

Luego entonces… ¡suspiremos por los amores (foráneos) perdidos! También por aquellos, cuya presencia física nos arrebató la muerte, pero que su espíritu persiste a cada momento y en todo lugar, como una especie de fuerza potente y protectora, que prevalece y envuelve todo a nuestro alrededor. Tampoco olvidemos que hoy como siempre, nos tenemos a nosotros, así que por favor no deje de escribirnos… el momento es ahora o nunca: lacatorcenal@gmail.com

La importancia de llamarse MeMo:

A propósito del Foro de Reflexión sobre MEdios y MOvimientos  Sociales realizado en la UAM-Xochimilco, no queda más que agradecer a todas las personas que colaboraron para hacerlo posible. A ellas y a quienes nos han leído desde hace siete años, reiterarles nuestro compromiso con el periodismo comunitario: autónomo, crítico, diferente…





 #CatorcenalSieteAños “… y sin embargo se mueve”. 


miércoles, 28 de enero de 2015

Catorcenal 141: Siete años después…




Por. Aquel que acompaña tus días


A la MEMOria de Manuel “El Negro” Márquez: a cuatro años de su asesinato…
Para mi hermano Pablo: Por sus primeros 15 eneros.


Todo empezó un domingo, hace siete años, en la redacción del Sistema Nacional de Noticiarios del Instituto Mexicano de la Radio. No le habían renovado el contrato a Carmen Aristegui en W Radio y con esa decisión se terminó uno de los pocos espacios que habían cubierto ampliamente el “agandalle” legislativo cristalizado en la Ley Televisa (2005-2006). Veníamos de la crispación electoral, la cual vivimos como estudiantes de Comunicación Política y devenimos en una generación politizada que materializó su descontento en el portal universitario escrutinio.com.mx.

Siete años después, apenas habían transcurrido los primeros seis días de 2015 y ya se habían registrado tres agresiones contra comunicadores en igual número de entidades federativas en México. De los tres casos, el más preocupante –y no porque los otros no lo sean sino por lo emblemático que resulta- para explicar la situación actual de ejercicio periodístico, es el caso de Moisés Sánchez Cerezo, periodista comunitario sustraído con violencia de su domicilio por un grupo de personas armadas el pasado 2 de enero, en el municipio de Medellín de Bravo, Veracruz, y cuyo cuerpo habría sido encontrado el pasado sábado 24.

¿Qué nos dice eso? Que las condiciones para el ejercicio periodístico en nuestro país no atraviesan por uno de sus mejores momentos. Primero porque se han ido plumas notables (Julio Scherer y Vicente Leñero, para mencionar a dos titanes que hicieron época) y segundo, porque las agresiones contra periodistas críticos no cesan. Al contrario, se multiplican.

Desde que surgió este “espacio de reflexión casi quincenal” la situación ha empeorado. Así lo demuestran las 209 agresiones reportadas en contra de profesionales de la información ocurridas entre diciembre de 2012 y diciembre de 2014. De acuerdo con la organización Artículo 19, “el estado de Veracruz se ha convertido en uno de los lugares más inseguros para el ejercicio periodístico, no sólo en México, en todo el mundo”.

Al “levantamiento” y aparente asesinato de Sánchez, hay que agregar ocho casos más, entre ellos el de Gregorio Jiménez “Goyo” (2014) y el de la corresponsal del semanario Proceso, Regina Martínez (2012),  para un total de 11 asesinatos ocurridos durante la administración a cargo de Javier Duarte de Ochoa, emanado del Partido dizque Revolucionario y quesque Institucional.

Siete años después corroboramos que a la sociedad mexicana siguen sin importarle sus periodistas, y tampoco parece preocuparle que le cercenen su derecho a conocer información de calidad, crítica y confiable. En días pasados, sacudiendo el “archivo personal” acumulado desde 2008 -cuando incursionamos en el periodismo nacional-, entre boletos de conciertos, pases de abordar, boletines de prensa, discos compactos, flyers y fotografías, experimentamos una profunda nostalgia por los encabezados en los que la nota eran los escándalos políticos, tampoco es que sea mejor, pero si menos peor que el horror cotidiano al que nos hemos venido acostumbrando (asesinatos, ejecuciones y/o desapariciones). Días difíciles, pero no imposibles.

Siete años después sólo atinamos a decir… ¡Fortaleza! Lectora, lector, no dejemos de ser desobedientes, tampoco nos permitamos malbaratarlo todo, porque un país como este, así de rico y abundante, sólo hay uno. Hoy más que nunca se vuelve apremiante el escrutinio colectivo y la vigía permanente. Antes que la élite en el poder –corrupta, corruptora y asesina- termine de llevar el barco a pique. No dejemos de escribir, no dejemos de leernos, hagamos de esta vía un conducto para nuestra interacción permanente. Hoy más que nunca lo necesitamos, llegó el momento de hacer que otras cosas sucedan.

Por ello queremos invitarle al Foro de Reflexión: “La importancia de llamarse MeMo”. Donde tres versiones distintas del mismo nombre articularán, debatirán y compartirán puntos de vista sobre la actualidad de los Movimientos Sociales y el desempeño de los Medios en la cobertura de los mismos. Guillermo Henry (Radio UNAM), Guillermo Zapata (Radio Fórmula) y Guillermo Rivera (Catorcenal), le esperan este jueves 29 de enero en punto de las 10 de la mañana en el auditorio Miguel Ángel Granados Chapa (Talleres de Comunicación Social) de la UAM-Xochimilco… ¡Ahí nos vemos!