viernes, 4 de marzo de 2016

Catorcenal 152: Seguir viviendo…


Por. Ahorros de esperanza

Porque sabemos que lo mejor siempre está por venir.
Porque anteponemos los valores de la educación pública (laica, científica y gratuita) a cualquier expresión cómico-mágico-musical.
Porque tenemos claro que ahora es cuando.
Porque sabemos que la palabra emitida es una de tres cosas que no vuelven atrás.
Porque la flecha lanzada (al igual que la oportunidad perdida) nos recuerda que somos seres humanos y en consecuencia, nos equivocamos… decidimos.
Porque descentramos el pensamiento en aras de lograr pluralidad de voces/equilibrio informativo.
Porque aún tenemos ganas de cambiar las cosas, combatir al status quo, denunciar los abusos del capitalismo gore y asesino.
Porque entre más conocemos a los hombres, más queremos a las machas.
Porque para “seguir viviendo”, sólo hay que dejar que la vida se abra paso por si misma…



Seguir viviendo” es el primer largometraje de ficción de la cineasta Alejandra Sánchez (Bajo Juárez. La ciudad devorando a sus hijas, 2006 y Agnus Dei: Cordero de dios, 2011). La activista Norma Andrade ha sido agredida en Ciudad Juárez, Chihuahua. Sus nietos Jade y Kaleb tienen que huir de esa ciudad fronteriza y la única opción viable es que lo hagan acompañados de Martha (Nora Huerta), una periodista que perdió a su hijo en un accidente automovilístico y cuyo duelo se verá pospuesto debido a  los acontecimientos detonados a partir del atentado real que sufrió la abuela de ambos adolescentes. Una de las activistas más reconocidas desde que el fenómeno del feminicidio estaba focalizado en esa localidad, antes de expandirse a otros lugares del país.

Hay un par de elementos para destacar. El primero es que se trata de una ficción bastante cuidada, protagonizada  por dos adolescentes afectados directamente por las circunstancias, pero cuyo trabajo actoral, mismo que construyen junto a Huerta, integrante de “Las Reinas Chulas”, Moisés Arizmendi y Tito Vasconcelos; imprime un aire fresco ante la apabullante realidad que nos desborda, permitiendo un acercamiento distinto, de otro tipo, vamos a decir… tantito más sensible, hacia lo que experimentan las víctimas de la violencia asociada al crimen organizado, los abusos y/o la colusión de las fuerzas federales; así como a la indiferencia de nuestras autoridades.


El otro es que aunque la han definido como una road movie de aliento, que ayuda a la reconstrucción personal y la sanación de heridas. Los hermanos, con su sensible experiencia a cuestas, consiguen hacer de su participación una catarsis ante la tragedia vivida y la manera en que ésta les permitió enfrentar su realidad. La película se convierte así en un testimonio cinematográfico que relata la vida después de la pérdida, de la ausencia forzada de seres queridos, de la búsqueda de un remanso de paz. Una película en donde Sánchez, se aparta del documental, para explorar la reconstrucción personal de quienes han sido tocados por la fatalidad y el crimen en los años recientes.

Tras su estreno en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (2014), la cinta ha recorrido varios festivales. Nora Huerta obtuvo un merecido Premio Ariel como Revelación Femenina, y de la mano de su productora, Celia Iturriaga, Alejandra Sánchez decidió exhibir su película en la Cineteca Nacional, entre otros recintos habituales que apoyan al cine hecho en México: Cine Tonalá, la Casa del Cine y la Filmoteca de la UNAM. Aunque ahora que existen otras plataformas digitales (como Cinema Uno o Film in Latino), valdría la pena considerarlas como opciones viables de exhibición que permitan a esta película en particular, llegar a un público mucho más amplio.


“Seguir viviendo”, un acercamiento, sí a los feminicidios (y ya no sólo a los de Ciudad Juárez), pero también a una realidad que supera día con día a la ficción. No obstante, “Seguir viviendo” es no rendirse, aunque todo nos diga lo contrario…

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