miércoles, 17 de abril de 2013

Catorcenal 111: Nostalgia.



Por. Desnudarte el pensamiento.

A Carlos Fazio: Por la maestría en el periodismo.


“No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.

Joaquín Sabina

Nostalgia: es la pena de verse ausente de personas o cosas queridas: parientes, la patria o los amigos. Un sentimiento de tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. En #Catorcenal sentimos nostalgia por estaciones de radio en Amplitud Modulada (AM), videocaseteras Beta o VHS, monitores monocromáticos y el sistema operativo MS-DOS, las impresoras de inyección, los diskettes de 3 ½ , la permanencia voluntaria en el cine desde la matinée, las caricaturas de Hanna Barbera , el “monchis” del receso en la escuela telesecundaria (cacahuates con salsa valentina, frutsi congelado y chicharrones preparados), máquinas de escribir Olivetti, LP’s de acetato y las consolas donde los tocábamos, los viajes en tren, la Ciudad de México con autobuses Ruta 100 y sin Metrobús; gatitos de chocolate y cacahuates garapiñados en el Cine Olimpia, películas rentadas en el videoclub de la cuadra, cassettes regresados/adelantados con una pluma, el chismografo, las idas de pinta, San Andrés Totoltepec, los 10 años transcurridos desde el primer viaje a Jalisco. Nostalgia por el barrio que nos vio crecer, mismo que hoy nos reconoce y ubica para no perder piso.  

Es como escribió El Gus: “Los momentos existen como posibilidades infinitas en el universo. Momentos inesperados que evocan cualquier sentimiento, cualquiera, el que sea y como sea, pero son posibles, existen. Wikipedia dice que nostalgia viene del griego clásico (νόστος «regreso» y ἄλγος «dolor»), y la describe como un sentimiento o necesidad de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pasado.  Sin querer, estas posibilidades infinitas llegaron repentinamente con un grado de nostalgia, pero ésta vez sin dolor (como otras veces). Me mandaron a hermosos recuerdos que en una 4ta. dimensión (espacio-tiempo) marcaron nuestros mundos (paralelos entre sí), pero unidos en algunos puntos: la misma música, diversión y un momento generacional único, para que tuviéramos la fuerza de quitar el dolor del concepto nostALGIA y al recordar, sonreír nuevamente en nuestros mundos paralelos, sin dejar de lado los puntos que nos unen: la misma música, la diversión y un momento generacional que continúa.

Pero también, es como apuntó Elvia Moreno: “La gente que vive en internet (según el libro “Nómadas digitales”) ha migrado sus relaciones personales: trabajo, amistad, amor y sexo a la red, incluso existe el second life. Ahora vivimos en un mundo en el que los valores son los de una sociedad globalizada, que exige flexibilidad y valora más a la gente nómada contemporánea, capaz de cambiar de vida, de trabajo, de país de un día para otro; antes a la gente que cambiaba constantemente de trabajo se le veía como inestable, y ahora a la gente estable se le ve como un 'pobre diablo' que no busca nuevos retos. Todo es relativo y cambiante, ni mejor ni peor, son las circunstancias las que obligan a adaptarse”.

Invade la nostalgia porque la aparente comodidad y el supuesto confort que se obtiene de las innovaciones tecnológicas cada vez más vertiginosas, nos llevan a la deshumanización. Apatía, indiferencia y desinterés, aparecen como características de una época  en que supuestamente es imposible vivir AFECTOS REALES. Estos se trasladan al terreno de lo virtual/material, y se mal interpretan en cuántos contactos, likes o comentarios se obtienen con lo publicado en las REDES VIRTUALES, para con esos datos “proyectar”, lo mismo la imagen de gobiernos autoritarios y partidos políticos desvirtuados; que nuestra “afinidad” como sociedad. Olvidando la importancia y trascendencia que tiene el ser  por encima de la apariencia.

No se trata de volver a lo arcaico, tampoco se busca ir atrás para “recuperar” aquello que inspira nostalgia. Al contrario, es valorar cómo todo eso mencionado al principio de esta reflexión nos permitió llegar hasta donde estamos ahora. Reivindicar lo que hemos sido y adquirir sentido de por qué hemos involucionado a tal nivel. Ante la violencia cotidiana, en un contexto de capitalismo financiero voraz, que ya no esclaviza como hace más 100 años hacían las tiendas de raya, pero si succiona y somete el ímpetu de vida, socava las alas de libertad y desestima la esperanza de una sociedad tan poco participativa, pero sumamente nostálgica como la mexicana.

Nostalgia si, como condición de “vulnerabilidad emocional”, pero también (y sobre todo) como posibilidad de crecimiento. Lanzarse al vacío y practicar el vuelo, comenzar de nuevo. Quizá con miedo, pero fortalecidos, íntegros… MADUROS. Nostalgia que hoy nos permite saludar (mediante correo electrónico) a quienes están lejos, para decirles: ESTO NO SE ACABA HASTA QUE SE ACABA. Seguiremos reflexionando hasta que la luz de nuestros ojos se apague definitivamente, y para eso estamos seguros, falta bastante tiempo. Así que por favor, no deje de escribir a pesar de la nostalgia lacatorcenal@gmail.com




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