jueves, 3 de mayo de 2012

Catorcenal 93: Trabajo

Por. En medio del que soy y del que tú quisieras.**

A la memoria del señorón Héctor Lavoe: cantante y rey de la puntualidad…

Decidimos dedicar esta entrega a ese “elemento existencial” llamado Trabajo; debido a que el día del trabajo es Internacional porque rememora la explotación del “ejército industrial de reserva” (Carlos Marx dixit!) por una parte de la humanidad que dispone de los recursos económicos, simbólicos, políticos y científico-tecnológicos, para hacerlo.

La discusión toma otro tono cuando se habla de corrupción por parte de las autoridades mexicanas y el gigante de las tiendas de autoservicio (a.k.a. Walt Mart). También vale la pena tener en cuenta al Sindicuento de Trabajadores de la Educación (SNTE) transmutado en maquinaria electoral (PANAL).

Es por esa razón que al hablar de trabajo preferimos enfocar la reflexión en el sentido del Trabajo con “T” mayúscula, que bien desempeñado define aspectos importantes de nuestras personalidades individuales y colectivas. Trabajar además de dignificar a los seres humanos les permite tener sentido del por qué, y sobre todo, para qué de su existencia.

El Trabajo como eje troncal de este viaje que llamamos vida, para entonces plantear la interrogante ¿realmente tenemos el trabajo que queremos o sólo es lo que “quisimos/pudimos conseguir”? Introducimos aquí el título de un taller de la Bolsa de Trabajo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM): “Obteniendo el trabajo que deseo”, pues parece que de inicio esta cuestión de “desearlo” va junto con pegado con hacerlo BIEN, sólo así podremos disfrutar del Trabajo que desempeñamos.

Una consideración aparte merece el trabajo doméstico, actividad singular que además de no incluir remuneración ni prestaciones, demanda horas extra en muchas ocasiones. De igual forma es que visto como Trabajo, el cuidado de los otros se ha convertido en una especialidad: la gerontología, pues al parecer es ahí a donde habremos de dirigirnos en los años por venir: un país de ancianos.

La posibilidad de que además del envejecimiento nos venga una frustración laboral es algo para ponerse a pensar, a esto agregue las preocupaciones por “el otoño” de la actividad sexual. Ante este panorama, podríamos sentenciar: “Trabajo y por lo tanto existo”. En este sentido es que el Trabajo adquiere una dimensión integral en la realización personal (ya luego profesional). La impronta está en reflejarnos en las actividades que realizamos, para así sobrellevar los vaivenes de la vida, mediante una relación de Trabajo sana, en la medida de lo posible más amena.

Finalmente llama la atención el ámbito del “trabajo sexual”, que también supone una Explotación -con “E” mayúscula- por la corrupción, las redes de tráfico de personas y las ganancias que todo este andamiaje genera.

Piense en esto la próxima vez que asista a un Table Dance.

ConvicciónES...

“… encontrar caminos alternativos a los caminos que nuestra época nos impone como únicos e insalvables”.

#MemoFadanelli



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