miércoles, 2 de febrero de 2011

Catorcenal 67: ViolenCITY

Por. Secretos que conviene contar (pactar)

Para “tatic” Samuel Ruiz.

Al MeMaestro: Manuel “el negro” Márquez (q.e.p.d.):

Los alumnos (Alvarito y mEMOis) superarán al maestro #ahuevo

Ciudad violenta.

Categoría que permite denunciar y al mismo tiempo exhibir la asimilación de la violencia –con sus ejecutados, retenes, levantados, puntos de revisión, daños colaterales-, como un asunto cotidiano al que no podemos, ni debemos, acostumbrarnos. Secuestros, extorsiones, decapitados, pero también miseria y desempleo como caldo de cultivo para un guerra negada, pero REAL; en un país sumamente desigual.

México en 2011, donde Slim es rey del mundo y la concentración de la riqueza muestra sus estragos: feminicidio, mafia, droga, corrupción, impunidad; no sólo del narcotráfico con la violencia que le adjudican, también y SOBRE TODO de parte del Estado Mexicano –cualquier cosa que eso signifique-: “el crimen desorganizado”.

Contundencia, para pedir a lectoras y lectores de esta reflexión Catorcenal no ser cómplice de un gobierno fascista, como cantaban los Todos Tus Muertos: “grita, rezonga, que no se acabe la milonga…”

Ante un gobierno que clama por la parcialidad mediática, lo que toca es continuar y difundir iniciativas como la de los moneros “hijos del chamuco” (Naranjo, Hernández, Rius, Helguera) y decir ¡basta! No más sangre, campaña que busca poner fin a una estrategia errónea que ha causado más de 30 mil muertes en el país.

¡Basta! A una guerra que no pedimos, una guerra que tampoco queremos porque es contra nosotros, no hace falta despertar un día con la imagen de chavitos que piden a los Reyes Magos “parar la guerra” para entender al miedo como elemento de control político, y “estabilidad” social, tenga presente que el miedo sólo es miedo, así que muévase, inconfórmese, y denuncie. En una frase: “ya bye con Calderón”.

Hablaremos bien de México, cuando la situación lo amerite, menos no… #ahuevo

Cita

“Cuando un gobierno echa sus tanques, sus soldados, sus rifles y metralletas a la calle, uno comienza a conocerlo…”

Luis Spota, La plaza.

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