Por. Ahorros de esperanza
Porque sabemos que lo mejor siempre está por venir.
Porque anteponemos los valores de la educación pública
(laica, científica y gratuita) a cualquier expresión cómico-mágico-musical.
Porque tenemos claro que ahora es cuando.
Porque sabemos que la palabra emitida es una de tres cosas
que no vuelven atrás.
Porque la flecha lanzada (al igual que la oportunidad
perdida) nos recuerda que somos seres humanos y en consecuencia, nos
equivocamos… decidimos.
Porque descentramos el pensamiento en aras de lograr
pluralidad de voces/equilibrio informativo.
Porque aún tenemos ganas de cambiar las cosas, combatir al status quo, denunciar los abusos del
capitalismo gore y asesino.
Porque entre más conocemos a los hombres, más queremos a las
machas.
Porque para “seguir viviendo”, sólo hay que dejar que la
vida se abra paso por si misma…
“Seguir
viviendo” es el primer largometraje de ficción de la cineasta
Alejandra Sánchez (Bajo Juárez. La ciudad
devorando a sus hijas, 2006 y Agnus
Dei: Cordero de dios, 2011). La activista Norma Andrade ha sido agredida en
Ciudad Juárez, Chihuahua. Sus nietos Jade y Kaleb tienen que huir de esa ciudad
fronteriza y la única opción viable es que lo hagan acompañados de Martha (Nora
Huerta), una periodista que perdió a su hijo en un accidente automovilístico y
cuyo duelo se verá pospuesto debido a los acontecimientos detonados a partir del atentado
real que sufrió la abuela de ambos adolescentes. Una de las activistas más
reconocidas desde que el fenómeno del feminicidio estaba focalizado en esa
localidad, antes de expandirse a otros lugares del país.
Hay un par de elementos para destacar. El primero es que se
trata de una ficción bastante cuidada, protagonizada por dos adolescentes afectados directamente
por las circunstancias, pero cuyo trabajo actoral, mismo que construyen junto a
Huerta, integrante de “Las Reinas Chulas”, Moisés Arizmendi y Tito Vasconcelos; imprime un aire fresco ante la apabullante realidad que nos desborda,
permitiendo un acercamiento distinto, de otro tipo, vamos a decir… tantito más
sensible, hacia lo que experimentan las víctimas de la violencia asociada al
crimen organizado, los abusos y/o la colusión de las fuerzas federales; así
como a la indiferencia de nuestras autoridades.
El otro es que
aunque la han definido como una road movie de aliento, que ayuda a la
reconstrucción personal y la sanación de heridas. Los hermanos, con su sensible
experiencia a cuestas, consiguen hacer de su participación una catarsis ante la
tragedia vivida y la manera en que ésta les permitió enfrentar su realidad. La película se convierte así en un testimonio cinematográfico
que relata la vida después de la pérdida, de la ausencia forzada de seres
queridos, de la búsqueda de un remanso de paz. Una película en donde Sánchez, se aparta del documental, para explorar
la reconstrucción personal de quienes han sido tocados por la fatalidad y el
crimen en los años recientes.
Tras su estreno en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara
(2014), la cinta ha recorrido varios
festivales. Nora Huerta obtuvo un merecido Premio Ariel como Revelación
Femenina, y de la mano de su productora, Celia Iturriaga, Alejandra
Sánchez decidió exhibir su película en la Cineteca Nacional, entre otros recintos habituales que apoyan al
cine hecho en México: Cine Tonalá, la Casa del Cine y la Filmoteca de la UNAM.
Aunque ahora que existen otras plataformas digitales (como Cinema Uno o
Film in Latino), valdría la pena considerarlas como opciones viables de
exhibición que permitan a esta película en particular, llegar a un público mucho
más amplio.
“Seguir viviendo”, un acercamiento, sí a los feminicidios (y
ya no sólo a los de Ciudad Juárez), pero también a una realidad que supera día
con día a la ficción. No obstante, “Seguir viviendo” es no rendirse, aunque
todo nos diga lo contrario…
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