Por. Esta semana
lloverán pájaros.
Para David Rodríguez “el arquitecto”, amigo
y compañero-citadino…
Aquí puede ser cualquier parte, sitio o
lugar. A Jesús Balderramos lo
conocimos en el año 2010, durante el Taller de Acondicionamiento Artístico (stencil, cartel y fotografía) que
ofreció el Gimnasio de Arte y Cultura. Con él y otros nueve compañeros más, inauguramos nuestra primera exposición colectiva –resultado del
mismo Taller- en las vitrinas de la estación “Tacubaya” del Sistema de
Transporte Colectivo METRO en la Ciudad de México.
Posteriormente, tuvimos oportunidad de verlo en diferentes
ocasiones, haciendo lo que más disfrutaba hacer: tocar el piano. Así es,
apreciable persona que hace el favor de leernos; al joven Chucho o mejor dicho,
“Chuchin Sky” -como le gustaba autodenominarse-, le daba por interpretar y
componer música. Lo mismo para cortometrajes, que como solista o dirigiendo un
coro que más bien parecería una orquesta.
Usted se preguntará… ¿Qué tiene que ver esta historia con la
frase que da título a la presente entrega? Ocurre que parados ahí, en el
Complejo Cultural Heredia de la ciudad de Santiago de Cuba el
pasado mes de octubre, vimos una fachada con la silueta del general Juan
Almeida Bosque acompañada de su contundente frase: “Aquí no se rinde nadie”. La
anécdota quedaría ahí, de no ser por la doctora Iluminada Orozco González,
Presidenta del Comité Científico del XII Simposio de Masculinidad y VIH, quien durante
la clausura del dicho evento en "la isla", evocó la misma frase para referirse al compromiso-humano-social que
implica el flagelo del VIH, y la manera conjunta en que tenemos que hacerle
frente.
Cuando se difundió la muerte de Jesús “el pianista”
Balderramos, durante nuestra breve-estancia en el 31er. Festival Internacional
de Cine en Guadalajara, quisimos volver de inmediato. Apenas habíamos
intercambiado mensajes de texto unos días antes, a propósito de su aparente
recuperación, cuando solicitaba una andadera o un bastón para sostenerse
mientras estaba convaleciente. Quedamos, y eso se acordó antes, que nos veríamos
para platicar y ocasionalmente, disfrutar de un concierto privado que adeudaba
al staff de #14Nal desde tiempo atrás.
No hubo oportunidad…
Entonces pensamos en escribir esta entrega a manera de
obituario, pero hacerlo de tal modo que diera cuenta de la firme convicción y
el arrojo con el que vivió el joven músico de 32 años. Aprovechando que desde
hace un par de años, con el fallecimiento de nuestra querida maestra Susana
Rita Becera Giovannini -quien por cierto se parecía mucho físicamente a la ya mencionada
doctora Iluminada-, marzo es visto como un mes de reconciliación: con las demás personas (a quienes lastimamos o nos hacen daño)… con nosotras mismas.
En todo este proceso (el de reconciliación), siempre ha
existido un elemento constante: la música. Sirva entonces un ejemplo
contundente de la misma: el pianista y compositor, Jesús Balderramos, quien soía decir: “Lo que amo de la música es que está en todas partes, en todo momento y toda
circunstancia, jamás se aparta de nada y nadie, recorre el tiempo, espacio y
distancia, abraza, da vida, vida”; para reiterar lo que nos trajo hasta este lugar, que repetimos, podría ser
cualquiera: Aquí no se rinde nadie… ¡A resistir! Si no es por nosotros, por
nuestros seres queridos y mientras nos quede vida.
Dejamos las líneas
que leerá a continuación, como una especie de epitafio descubierto en la novela "Historia de una gaviota y del gato que le
enseñó a volar" de Luis Sepúlveda (1996):
"- Sí, al borde del abismo comprendió lo más importante…
**¿Ah sí? ¿Y qué es lo que comprendió?
-Que sólo vuela el que se atreve a hacerlo".