Por. Me verás volver…
“Poder
decir adiós… es crecer”.
GUSTAVO
Adrián CERATI Clark (1953-2014)
El Multi Foro
Cultural Alicia tiene un primo-hermano: Foro
El Bicho. Ambos brindan espacio a manifestaciones artísticas emergentes. El
primero se enfoca –desde hace 18 años- a impulsar la música pujante, distinta,
otra… El segundo a la difusión de la dramaturgia y la cinematografía
contemporánea realizada en México de un par de años a la fecha.
“Adiós y
buena suerte”, es una puesta en escena escrita por Gibrán Portela, que inició
temporada el pasado mes de agosto. Semana a semana tres roomates amanecen en El
Bicho -ubicado en la calle de Colima número 268, casi esquina con
Insurgentes en la colonia Roma de la Ciudad de México- con una terrible, pero
constante resaca, a consecuencia de la maratónica fiesta del fin de semana.
En un lunes
que parecerá domingo, Scarlett (Sara Pinet), Próculo (Hamlet Ramírez) y
Natividad (Miguel Romero), acompañados de una “actuación especial”, reflexionarán
sobre sus relaciones afectivas fallidas: Mentiras, verdades a medias, traumas y
frustraciones de mucho tiempo atrás, como el “pretexto” para disertar–casi
involuntariamente- sobre lo efímero de los vínculos humanos en la actualidad.
Todo mientras observan uno de sus programas de televisión favoritos y comparten
con el público la historia de “amistad extraordinaria” entre “Fede” (el perro)
y “Camila” (la víbora)… ¡perdón, la boa!
La
actuación especial varía: Úrsula Pruneda, Pedro Mira, Alejandro Ricaño y Memo
Villegas son sólo algunos de los nombres que han adoptado dicha participación
en la corta temporada. Pese a que todas las funciones, tanto de teatro, como en
el Cineclub, son de aportación voluntaria, es necesario reservar con
anticipación. “Adiós y buena suerte”,
obra de teatro que se presenta los lunes que restan de septiembre (8, 15, 22 y
29), a las 20:30 horas en las instalaciones de El Bicho.
Ahora bien…
¿Qué queremos decir cuando –valga la expresión- “decimos adiós”? En el
diccionario se hace referencia a las despedidas, “un saludo conmovedor
aderezado con cierta dosis de incredulidad”. Pese a ello, podríamos decir que mientras estemos con vida, la esperanza de
un reencuentro prevalece. Y como ya se ha escrito antes: “ningún
reencuentro es coincidencia”. Quizá ya no ocurra con el mismo sentir, ni las
mismas emociones. Pero sí con la experiencia y el recuerdo de todo lo compartido
previamente.
Desde este
punto de vista, el único adiós
definitivo sería la muerte. No obstante, si nos ceñimos a las reflexiones
que hemos construido desde este “espacio casi quincenal”, a.k.a. #14Nal:
“La muerte se lleva la presencia física,
pero nunca arrebata el espíritu”. Está esa otra que sentencia: “No se muere quien se va, sólo se muere
quien se olvida”.
De modo que
si no tiene oportunidad de apreciar la puesta en escena que trajo a colación el
tema del “adiós”, si le pedimos que reflexione en torno a qué queremos decir
cada vez que expresamos uno. A diferencia de un “hasta pronto” o “hasta luego”,
el primero parece tener un carácter de definitividad irrevocable. También habría
que revisar a quién se lo hemos dicho, y si llegados a ese punto hemos podido
acompañar la despedida con un sincero “buena suerte”.
Consejo veraniego:
Escuchar
para pensar, pensar para escribir y escribir… para seguir viviendo.
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