Por. Té para
tres…
Para Carlos Alabat: Por imponernos el
reto de incursionar en la ficción, cuando la realidad está cada día más
cabrona.
A la MeMoria de Rockdrigo González
a.k.a. #ElProfetaDelNopal: Por 29 años de inmortalidad...
Redención: Rescatar, salvar o liberar de esclavitud. Redimir a
un cautivo. Librarse de una obligación.// Un texto escrito en algún lugar de
Jalisco, en septiembre de 2014.
Hace 10 años que
Felipe había estado en Jalisco por primera vez. Ahora experimentaba la profunda
sensación de que era necesario aprender a desaprender. 10 años antes lo habían detenido por portar
una dosis máxima de “hierba mala”. En consecuencia pasó 72 horas detenido
(previa prueba de sangre) para confirmar que efectivamente era
farmacodependiente y así “deslindar responsabilidades”.
Transcurridos esos tres días, tuvo que “acomedirse a hacer
mandados” en el Mercado de San Juan de Dios. La misma falta de recursos hizo
que durmiera a un costado de la Catedral. A media noche lo despertaron un par
de eso que la gente promedio llama “almas caritativas”, para ofrecerle un bolillo
seco relleno de “no sé qué”, acompañado de un atole “con sabor a nadie”.
Ahora, mientras recuerda esa cálida experiencia, sonríe con
una risa burlona como la de aquellos que saben que tarde o temprano… todos
vamos a morir. Algunos más solos que otros, algunos menos “equis” que nunca
ningún nadie. Mientras evoca los recuerdos de su #AmorProhibido se escucha a lo
lejos una “música ligera”: distinta, otra…
No quiere, ni sabe a ciencia cierta cuándo va a volver. De
lo que si está convencido es que necesitará de una buena excusa para transitar
otra vez por las calles de Guadalajara y sus alrededores, por esos municipios
conurbados de la Zona Metropolitana que transcurridos 10 años se han convertido
en un “segundo hogar”. A pesar de que hace 10 años México no estaba en supuesta
“guerra” contra el narcotráfico, esta vez, piensa, no le “patear
á el culo” una Ciudad que se jacta de ser “la querida”
de un país en llamas.
Felipe ahora es otro. En estos diez años aprendió que “no se
muere quien se va, sólo se muere quien se olvida”. También, que es posible
vivir de otra manera: entregando mucho más de lo que se está dispuesto a
recibir. Ahora todos y cada uno de sus latidos están dedicados a alguien en
particular, al menos así quiere creerlo.
Mientras sorbe su primer trago de “El
Fierro del Patrón” comienza a tararear mentalmente la canción con la que
aprendió a conjurar el Olvido, una vez que entendió que su #AmorProhibido, en
realidad era un #AmorPerdido. Mientras tararea, silba, y al silbar comienza a
llorar, porque recuerda que en ocasiones sólo queda llorar profundamente. Por
ese tiempo que creía vivo, pero que bastó una breve estancia en Jalisco para
confirmarlo muerto: “Amor perdido, si
como dicen es cierto que vives, dichoso sin mi…”
Deseo pre-cumpleañero:
Libre (otra vez).
Libre como el viento
del verano (peligroso).
Peligroso como el
Marx…
Me sentí seguro y
libre (como el pensamiento), como para no volver.
#AmorPerdido