Por. Una danza que
nunca va a bailar nadie.
A las y los
normalistas, que luchan y resisten:
Porque se pierde
todo, menos la dignidad...
Ciudad y puerto de
Acapulco Guerrero, perla elegante, paraíso mundial y a la vez punto estratégico
de la República Mexicana… ¿a qué fuimos? A presentar al mundo los resultados
finales de nuestra tesis de maestría que tendrá su réplica oral en el segundo
semestre de 2013. Antes le compartimos la
ponencia presentada en el III
Encuentro Internacional de Investigación en Estudios de Género, para
cualquier duda, comentario o sugerencia que guste hacernos llegar.
Además, pudimos
comprobar que las y los guerrerenses, no están tan preocupados por el 4to.
Aniversario del crimen de la estancia infantil ABC en Hermosillo, Sonora;
porque sus preocupaciones son otras: pescadores que ya no pueden serlo ante el
avance voraz del sector turístico, agricultores que tendrán que dejar de vivir
de la tierra, ante el avance descomunal de la minería “a cielo abierto”. En este
aspecto, Guerrero al igual que Michoacán y Morelos, son bombas de tiempo, por
lo que se requiere altura de miras y sensibilidad política, para entender lo
que está ocurriendo en esos estados, ante la proliferación de grupos de
autodefensa o guardias comunitarias y el rechazo creciente a la contra reforma
educativa (que también repercute en lo laboral).
Acapulco es tierra
fértil para la antropología sociocultural vía los estudios de género, pero
también y sobre todo, para el análisis y la comprensión de la resistencia
magisterial, el despojo a quienes eran pescadores y campesinos; cuyos
descendientes ahora están a cargo de la seguridad en los hoteles, centros de
convenciones y fraccionamientos residenciales. Un lujo exuberante que ellas y
ellos construyen, pero que nunca podrán disfrutar.
No, porque el sector
servicios además de excluyente y jerárquico, contribuye a perpetuar la
inequidad social. “Tanto tienes, tanto vales”, lo mismo en restaurantes, que en
las discotecas (¿todavía se usa la palabreja?). Esto hace que apremie una
“teoría del resentimiento social”, que considere el abuso de autoridad, la
indiferencia gubernamental y el desdén legislativo, al que hoy se enfrentan las
y los guerrerenses.
Sin duda, antes que
desprecio y descalificación, es preciso analizar, desagregar y comprender estas
“causas profundas”, lo cual, sólo es posible mediante la interacción directa
con quienes están involucrados. Ante la inconformidad magisterial devenida en
descontento social, los grupos de autodefensa y el crimen organizado, que se ha
afianzado en diferentes estados del país, particularmente en la región de la “costa
chica y la montaña alta” de Guerrero. Los primeros prosperan por un vacío de
poder-seguridad que el Estado ha permitido y los segundos por la complicidad de
gobiernos (federal, estatal y/o municipal), que encuentra en Acapulco su botón
de muestra.
Aunque la presente
“reflexión casi quincenal” no pretende ser alerta, si constituye una alarma;
para cuestionar la falsa idea de que en la capital del país (Ciudad de México,
Distrito Federal y zona conurbada o Área Metropolitana del Valle de México) la
cuestión de seguridad esté blindada. Quienes vivimos, estudiamos y disfrutamos
del arrabal en sus diferentes manifestaciones, sabemos y somos testigos de la descomposición social que antes
se enfatizó en Ciudad Juárez, Monterrey o Culiacán y después en Acapulco. Su “aparente”
instalación en México-Tenochtitlán será, por así decirlo, resultado de un
análisis previo en prospectiva. Por supuesto que las circunstancias pueden
cambiar (para bien o para mal), no obstante, urge ponerse sesud@s, analític@s,
sensibles y perceptiv@s, antes de que sea demasiado tarde…
Lección primaveral:
“A veces hay que perder
para seguir adelante, CRECER y (eventualmente) ganar...”
De la serie: La vuelta
al mundo para abrazarte por la espalda y otras historias que no hemos de vivir.
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