Por. Desnudarte el
pensamiento.
A Carlos Fazio: Por la maestría en el
periodismo.
“No hay
nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.
Joaquín Sabina
Nostalgia: es la pena
de verse ausente de personas o cosas queridas: parientes, la patria o los
amigos. Un sentimiento de tristeza melancólica originada por el recuerdo de una
dicha perdida. En #Catorcenal
sentimos nostalgia por estaciones de radio en Amplitud Modulada (AM), videocaseteras Beta o VHS, monitores monocromáticos y el sistema operativo MS-DOS,
las impresoras de inyección, los diskettes de 3 ½ , la permanencia voluntaria
en el cine desde la matinée, las caricaturas de Hanna Barbera , el “monchis” del
receso en la escuela telesecundaria (cacahuates con salsa valentina, frutsi
congelado y chicharrones preparados), máquinas de escribir Olivetti, LP’s de
acetato y las consolas donde los tocábamos, los viajes en tren, la Ciudad de
México con autobuses Ruta 100 y sin Metrobús; gatitos de chocolate y cacahuates
garapiñados en el Cine Olimpia, películas rentadas en el videoclub de la
cuadra, cassettes regresados/adelantados con una pluma, el chismografo, las
idas de pinta, San Andrés Totoltepec, los 10 años transcurridos desde el primer
viaje a Jalisco. Nostalgia por el barrio que nos vio crecer, mismo que hoy nos
reconoce y ubica para no perder piso.
Es como escribió El
Gus: “Los momentos existen como posibilidades infinitas en el universo.
Momentos inesperados que evocan cualquier sentimiento, cualquiera, el que sea y
como sea, pero son posibles, existen. Wikipedia
dice que nostalgia viene del griego clásico (νόστος «regreso» y ἄλγος
«dolor»), y la describe como un sentimiento o necesidad de anhelo por un momento,
situación o acontecimiento pasado. Sin
querer, estas posibilidades infinitas llegaron repentinamente con un grado de
nostalgia, pero ésta vez sin dolor (como otras veces). Me mandaron a hermosos
recuerdos que en una 4ta. dimensión (espacio-tiempo) marcaron nuestros mundos (paralelos
entre sí), pero unidos en algunos puntos: la misma música, diversión y un
momento generacional único, para que tuviéramos la fuerza de quitar el dolor
del concepto nostALGIA y al recordar, sonreír nuevamente en nuestros mundos
paralelos, sin dejar de lado los puntos que nos unen: la misma música, la
diversión y un momento generacional que continúa.
Pero también, es como
apuntó Elvia Moreno: “La gente que vive en internet (según el libro “Nómadas
digitales”) ha migrado sus relaciones personales: trabajo, amistad, amor y sexo
a la red, incluso existe el second life.
Ahora vivimos en un mundo en el que los valores son los de una sociedad
globalizada, que exige flexibilidad y valora más a la gente nómada
contemporánea, capaz de cambiar de vida, de trabajo, de país de un día para
otro; antes a la gente que cambiaba constantemente de trabajo se le veía como inestable,
y ahora a la gente estable se le ve como un 'pobre diablo' que no busca nuevos
retos. Todo es relativo y cambiante, ni mejor ni peor, son las circunstancias
las que obligan a adaptarse”.
Invade la
nostalgia porque la aparente comodidad y el supuesto confort que se obtiene de
las innovaciones tecnológicas cada vez más vertiginosas, nos llevan a la deshumanización.
Apatía, indiferencia y desinterés, aparecen como características de una
época en que supuestamente es imposible
vivir AFECTOS REALES. Estos se trasladan al terreno de lo virtual/material, y
se mal interpretan en cuántos contactos, likes
o comentarios se obtienen con lo publicado en las REDES VIRTUALES, para con
esos datos “proyectar”, lo mismo la imagen de gobiernos autoritarios y partidos políticos desvirtuados; que nuestra “afinidad” como sociedad. Olvidando la importancia y trascendencia
que tiene el ser por encima de la
apariencia.
No se trata de volver
a lo arcaico, tampoco se busca ir atrás para “recuperar” aquello que inspira nostalgia. Al contrario, es valorar
cómo todo eso mencionado al principio de esta reflexión nos permitió llegar
hasta donde estamos ahora. Reivindicar lo que hemos sido y adquirir sentido de
por qué hemos involucionado a tal nivel. Ante la violencia cotidiana, en un
contexto de capitalismo financiero voraz, que ya no esclaviza como hace más 100
años hacían las tiendas de raya, pero si succiona y somete el ímpetu de vida,
socava las alas de libertad y desestima la esperanza de una sociedad tan poco
participativa, pero sumamente nostálgica como la mexicana.
Nostalgia si, como
condición de “vulnerabilidad emocional”, pero también (y sobre todo) como posibilidad
de crecimiento. Lanzarse al vacío y practicar el vuelo, comenzar de nuevo. Quizá
con miedo, pero fortalecidos, íntegros… MADUROS. Nostalgia que hoy nos permite
saludar (mediante correo electrónico) a quienes están lejos, para decirles: ESTO NO SE ACABA HASTA QUE SE ACABA. Seguiremos reflexionando hasta que la luz
de nuestros ojos se apague definitivamente, y para eso estamos seguros, falta
bastante tiempo. Así que por favor, no deje de escribir a pesar de la nostalgia lacatorcenal@gmail.com