Exactamente cuatro días después de los sismos del 19 y 20 de
septiembre de 1985… pero aquí, en Actopan Hidalgo.
A los 17 años fui diagnosticado como VIH positivo.
En aquel entonces no sabía y tampoco imaginaba que estaría
aquí, con ustedes, entre ustedes, para presentar por última vez este libro que
yo mismo no creía posible, hasta que, al graduarme de la maestría Juan
Guillermo Figueroa me preguntó qué quería hacer con “el conocimiento obtenido”.
A mi se me hizo fácil y práctico responder que convertiría y
publicaría mi investigación: “Masculinidad Aprendida: Factores intrincados
para la transmisión del VIH entre hombres de la Ciudad de México” como un
libro. Aprovechando “la provocación” de Juan Guillermo, lo comprometí públicamente
a que, en caso de que el libro se lograra, él escribiría el prólogo. No imaginaba
entonces que dicho proceso (reescribir, que no resumir); es decir, reformular
dicho trabajo para un público mucho más amplio y no necesariamente
especializado en masculinidades, estudios de género de los hombres ni
perspectiva de género me tomaría tres años... cuatro, contando el año que llevo
difundiendo este libro.
Antes, tuve oportunidad de presentar los avances de mi investigación
en el VI Congreso de la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres
(AMEGH) en Ciudad Juárez Chihuahua (2012), en el Encuentro Internacional de
Estudios de Género en Acapulco Guerrero (2013), en Ocotlán Jalisco (2014) y en
Santiago de Cuba (2015). Todas fueron experiencias de intercambio y crecimiento
profesional que me permitieron encontrar la salida al laberinto en que me
encontraba una vez matriculado en la maestría.
Como ya dije, fue a partir del examen de grado que consideré
la posibilidad real de publicar mi investigación. Después de tocar
varias puertas y gracias a la mediación de Ricardo Hernández Forcada, se abrió
finalmente la de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que en su “ser
institución” se permitió la interpelación a través de un trabajo que cuestiona
el concepto “Hombres que tienen Sexo con Hombres” (HSH) tan extendido en el
campo epidemiológico y trasladado con poco o nulo cuestionamiento a los
Estudios de Género en particular y a las Ciencias Sociales en
general.
Después de un giro conceptual trascendental, conseguí
dejar en claro a qué me refiero cuando enfatizo el aprendizaje social
relacional de lo que implica ser y vivir-se como hombres: La “masculinidad aprendida”.
Para abundar al respecto, trabajé en cómo la manera como aprendemos a ser
hombres repercute en un determinado ejercicio de nuestra sexualidad (masculina);
caracterizada por el riesgo, la alta genitalidad, el desfogue sexual y el poco
o nulo auto-cuidado. Para evidenciar dicha relación exploré la posible
transmisión del VIH, independientemente de la orientación sexual que asumen los
hombres y de la identidad sexo-genérica de sus parejas (sexuales): Dado que una
cosa es lo que los hombres dicen y otra muy distinta, lo que en realidad hacen.
A la luz de estos tres ejes, desagregué la lista de factores
enlistados en la tesis y todo esto se condensó en un “breve ensayo” de 11 apartados
que al ser redactados pretendían una sola cosa: hacer amena la lectura de un
tema mucho más complejo para divulgarlo entre un público mucho más amplio. Por
otra parte, el objetivo de mantener un título y subtítulo como el conseguido “Un
acercamiento a la masculinidad aprendida en México a partir del VIH. De machos, muxes y mayates…”
es porque me pareció que dichas expresiones hacían más sentido que el replicar
-deliberadamente- el HSH. Una vez publicado, hubo oportunidad de presentar el
libro en:
è
Oaxaca, en el marco de la exposición fotográfica
de Luis García titulada “Hombres y flores” con un texto introductorio de mi
autoría.
è
Chihuahua, con la Comisión Estatal de los
Derechos Humanos.
è
Ciudad Guzmán, Jalisco… en donde ahora soy
columnista “De comunicación, género y cultura” para Radio Universidad de
Guadalajara. Fue en el marco del décimo aniversario del Colectivo Zapotlán VIHvo.
è
En el Gimnasio de Arte y Cultura en la Ciudad de
México, donde germinaron mis primeras inquietudes alrededor de este proyecto
gracias al Taller de Acondicionamiento Artístico para personas viviendo con VIH
(2010).
è
En el CCH Oriente de la UNAM, en el marco del Día
Internacional de las Mujeres, hasta donde llegué con quien compartía en ese
momento mi vida para hablarles a estudiantes de bachillerato de perspectiva de
género relacional y masculini… ¿qué?
è
También en el VII Coloquio Internacional de
Estudios sobre Hombres y Masculinidades 2019 y la Asociación Demográfica Costarricense
en San José de Costa Rica.
è
Finalmente, ante quienes integran el grupo VIHve
Libre en el Centro Comunitario de Atención a la Diversidad Sexual en la Zona Rosa
de mi Ciudad de México.
Más allá de los kilómetros recorridos
Los recursos (propios) dilapidados
Las suelas gastadas
Mis noches de insomnio
Las camisas con sudor
El desánimo
La fortaleza de espíritu
El arrojo
La determinación
Y la firme convicción de que este trabajo debía ser publicado tarde que temprano… quiero agradecer a mis ancestros. Particularmente, a mi abuela y abuelo maternos que aún viven en este pueblo. A mis tías, a mis primos que, aunque poco nos vemos, sabemos del cariño que mantenemos. A mi familia- urbana (rockeros gays y machas). A quienes he podido amar y se han permitido amarme, porque como escribí y leí en Costa Rica hace unas semanas:
… pienso que más allá de los
estímulos económicos, las becas, los programas de posgrado y demás; las investigaciones
en ciencias sociales tienen que ver con nuestra vida, son, de alguna manera:
nuestra vida.
Mientras escribo esto no dejo de pensar en los casi 10 años que han transcurrido desde que decidí entrarle al tema. Personalmente, no quería hacer un material que sonara a regaño del tipo: usted se lo buscó. Tampoco quería alentar el estigma hacia las personas que vivimos con VIH. Estoy seguro, después de todo lo enunciado aquí, que el objetivo se ha cumplido con creces. Cierro esta etapa, no porque vaya a renunciar al tema, sino porque ahora toca darle salida a la investigación doctoral que estoy desarrollando: “Tenías que ser trans… chico trans. Representaciones cinematográficas de los trans: estereotipos, disidencia y… ¿transgresión?”.
Celebro que sea en este espacio, entre colegas que quiero, admiro y reconozco tanto, donde se ponga este aparente “punto final”. Termino con unos versos de Artemisa Téllez, una de mis escritoras vivas predilectas:
Yo seguiré bailando,
aunque se erija un manto de fuego entre el cielo y nosotrxs.
Yo seguiré haciendo
poesía y leyéndola en voz alta para mis amigas.
Yo seguiré bebiendo,
cantando, riendo, aunque se lleven a cachos lo que queda entre los escombros de
nuestra antigua vida.
Yo seguiré la fiesta
a la que vine porque nada ni nadie merece que me abandone a la desesperanza.
¡Gracias por su
atención y hasta el próximo congreso!
Actopan Hidalgo a miércoles
25 de septiembre de 2019
P.d. El mencionado
libro puede descargarse aquí
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