Por. Nunca, nada… volverá a ser igual.
A la memoria de Gloria Contreras,
bailarina y coreógrafa, para nunca dejar de soñar con nuestro cuerpo.
Dijo, “piensa todo el tiempo, esto para qué me sirve y qué
puedo hacer con ello”. La frase es de la doctora Fátima Fernández Christlieb,
asesora de nuestra tesis de licenciatura, y fue su respuesta cuando le informamos
que estábamos matriculados en el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM. Han pasado 5 años desde entonces. A Fátima Fernández le
hemos pedido conejo cada que muere un icono de periodismo. A ella volvemos
ahora que defenderemos nuestra tesis de maestría, “Masculinidad Aprendida: Factores
intrincados para la transmisión el VIH entre hombres de la Ciudad de México”.
¿Por qué decimos que la Masculinidad es Aprendida? Porque
aunque no buscamos sustituir el debate aún irresuelto con respecto a lo que R.
Connell denomina “masculinidad hegemónica”, si hurgamos en la masculinidad
desde un ángulo-analítico de “interdependencia social”. En el sentido de que
más allá que por ser homosexuales, el VIH entre los hombres se transmite por la
manera como los estamos socializando: con ellos mismos, con otros hombres… De
modo que además de poner el dedo sobre el aspecto de la homosocialización que
caracteriza al proceso de masculinidad, también mantuvimos al riesgo como una
aspecto inherente al mismo (como ya planteaba el concepto de Connell) pero
complejizándolo a partir de una lista de factores identificados mediante
investigación de gabinete y en términos del VIH.
Encontramos que sí, que independientemente de la orientación
sexual que los hombres asuman, no dejan
de ser hombres y en ese sentido, no están exentos de replicar un modelo de
masculinización tendiente a la competencia, los encuentros sexuales fugaces,
genitalizados, ocasionales, muchas veces clandestinos, en espacios públicos y
la mayoría de las veces… sin protección.
Con esto, además de confirmar al riesgo como ese “núcleo duro” del proceso
analizado, evidenciamos a la doble moral al respecto, como una de las causas
que explican la “feminización de las estadísticas” y el aumento de diagnósticos
de VIH entre mujeres monógamas y/o con parejas masculinas estables.
Además nos permitimos conversar con cuatro personas que
viven con VIH para sondear en qué medida, sucede lo desarrollado anteriormente.
Encontramos que sí, que además de ser poco conscientes de “a qué se debe su ser
hombres” o “qué los define como tales”, siguen sosteniendo prácticas sexuales
de riesgo. Motivos para hacerlo hay varios y aparentemente son distintos. No
obstante, las conclusiones apuntan a que es necesario deconstruir las
masculinidades. Esto es, modificar sustancialmente la manera como estamos
socializando a los hombres. ¿Por qué? Porque aún se sigue pensando que el VIH
es una Infección de Transmisión Sexual que sólo afecta a hombres homosexuales y
“otros sectores vulnerables” de la población, como personas usuarias de
sustancias inyectables y trabajadoras o trabajadores sexuales –en ese orden-,
tal y como lo pregonan las estadísticas de los organismos oficiales en la materia.
Sin olvidar las falsas creencias que arraigan los “hombres muy machos” con
respecto a que aquel que penetra a otro no es homosexual y por lo tanto, es
inmune al VIH.
No, nada de esto es así. Efectivamente el tema el VIH en un
espacio geográfico como la Ciudad de México es por demás complejo. Por eso la
tesis que defenderemos este lunes 30 de
noviembre al filo de las 17 horas en
el salón 7 (edificio “F”) del Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y
Sociales; constituye un acercamiento novedoso al tema, sino ponga atención
a la manera como los medios abordarán el mismo al día siguiente, lunes primero
de diciembre. Usted también, como ente pensante, revise, analice y reflexione
sobre cómo percibe, entiende y atiende el fenómeno del VIH. Desde sus experiencias,
con sus prenociones y prejuicios a respecto… sin miedo. Si tiene tiempo y
quiere acompañarnos le esperamos en nuestro examen de grado, porque como dijera
la doctora Fernández Christlieb, “todavía no puedo hacer mía esa frase de José
Emilio Pacheco que dice ‘ya somos todo aquello contra lo que luchábamos a los
veinte años’. Aún comparto con mis alumnos esa gana de querer cambiarlo todo y
aún me siento fuerte para arriesgar lo que sea necesario en los años difíciles
que están por llegar”.
Allá nos vemos…