Por.
Se te acabó quien te quería…
Para Antonio Lego: deseando
que su felicidad perdure.
“La peor forma de extrañar a alguien es estar sentando
a su lado y saber que nunca lo podrás tener”
Gabriel García
Márquez.
Febrero
es el mes del amor. Así lo ha dicho una sociedad que empuja a los hombres a sostener
encuentros sexuales múltiples, en términos de una sexualidad más permisiva. En
contraste, a las mujeres les resulta un poco restrictiva, por aquello de la “monogamia”
asociada a la resignación y el “matrimonio para toda la vida”: Hipocresía
social, alimentada por las características adjudicadas al amor romántico,
hetero y patriarcal, que recurre a los binarismos para normar y encasillar
nuestras personalidades. “Nacemos desnudos y la sociedad nos viste de
prejuicios”, dijo alguien durante el tercer año consecutivo del
#ForeverAloneFest.
A propósito de esto, en algún momento quisimos escribir algo
sobre “el fervor de la soledad”, para citar lo que canta Ana Tijoux: “NO estoy
sola, estoy conmigo”, pero la distracción por un “amor a la distancia” lo
impidió hasta el día de hoy… Amores foráneos que vienen riendo, luego llorando
se van y en ellos se va la vida, que nunca más volverá. Además de parafrasear a
Miguel de Unamuno, habría que pensar en las enseñanzas que dejan los ciclos que
se cierran (sea una tesis de maestría, un medio comunitario/universitario o la
relación con el #AmorProhibido, ahora sublimado como #AmorPerdido).
¿Qué es lo que queda después de los kilómetros recorridos y
las experiencias vividas en otros entornos que no son nuestra cotidianidad? Si
como canta “El Chapo de Sinaloa”: #NadieEsDeNadie y efectivamente, “no es
difícil perder algo que nunca se tuvo”, es momento de empezar a vivir
nuevamente en soledad. Recuperar la confianza -nunca totalmente perdida- en que
es posible seguir adelante, porque no vivimos del pasado y sabemos que lo mejor
SIEMPRE está por venir. A esto hay que agregar que crecimos resistiendo, con
esperanza y libertad emocional. De ahí que la indiferencia legislativa, la
gandallez de la élite en el poder –insistimos: corrupta, corruptora y asesina-,
y la brutalidad de los aparatos represivos del Estado, tampoco nos detengan.
De ahí también, que pese a la perdida del amor foráneo, siempre
valdrá la pena recurrir al verso –muy atinado y actual- de Antonio Machado: “Caminante
no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la
vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.
Luego entonces… ¡suspiremos por los amores (foráneos)
perdidos! También por aquellos, cuya presencia física nos arrebató la muerte,
pero que su espíritu persiste a cada momento y en todo lugar, como una especie
de fuerza potente y protectora, que prevalece y envuelve todo a nuestro
alrededor. Tampoco olvidemos que hoy como siempre, nos tenemos a nosotros, así
que por favor no deje de escribirnos… el momento es ahora o nunca: lacatorcenal@gmail.com
La
importancia de llamarse MeMo:
A propósito del Foro de Reflexión sobre MEdios y MOvimientos Sociales realizado en la UAM-Xochimilco, no
queda más que agradecer a todas las personas que colaboraron para hacerlo
posible. A ellas y a quienes nos han leído desde hace siete años, reiterarles
nuestro compromiso con el periodismo comunitario: autónomo, crítico, diferente…