Por. Elegante forma de seguir siendo…
A
Eduardo del Río “Rius”, por 80 años de humor…
Toda una generación con la esperanza
perdida. Si no es como dependiente en cualquier franquicia de comida rápida, es
como migrante rumbo a los Estados Unidos de América, con nulos proyectos de
vida a largo plazo: sicarios, halcones, mulas, burros… También los hay
excluidos de la educación superior, los que no cursarán Filosofía en la preparatoria
(si es que llegaran a ella). Tienen legalizada la subcontratación, minadas las
prestaciones laborales, disminuidos los puestos de trabajo de tiempo completo,
“legalmente” saqueados los recursos naturales… ¿qué les queda?
En principio, un grito desesperado ante una
crisis de “valores” cívicos de enormes proporciones. Una supuesta guerra contra
el narcotráfico que ha dejado niñas y niños huérfanos, 23 mil 640 asesinatos en
los primeros 14 meses de la administración de Enrique Pena-Miento, periodistas desplazados,
desapareciones forzadas, en todas estas estadísticas, quienes sobresalen son jóvenes.
Se trata de las y los primeros descendientes de
lo que Rosaura Barahona definió como la Generación
Agotada: “Los privilegiados estudiaron y soñaron con una carrera que
ayudara a cambiar el mundo. Los no privilegiados vieron crecer el abismo entre
su mundo y el otro, cuando el campo se terminó y los salarios se degradaron (…)
El mundo dice que se globaliza (sólo una parte se puede dar ese lujo) y se
agrava la polarización entre el primer y el tercer mundo. México sigue
empantanado, a pesar de la alternancia iniciada por el presidente más tonto de
nuestra historia. Los insaciables partidos se enriquecen y se adueñan del país.
La impunidad sigue imperando en nuestras vidas. Para qué denunciar, si no
sucede nada”.
De ahí que no resulte fortuito el respiro profundo
que tuvimos que coger antes de escribir lo aquí expuesto. Tampoco es fortuito
que esta #Catorcenal sea
la número 132, como el espejismo de movimiento social que vivió esta juventud
precaria durante el año 2012.
Desmovilizados, cooptadas sus caras
mediáticamente más visibles, invalidadas sus consignas a través de las leyes
secundarias en materia de radiodifusión y telecomunicaciones. Mismas que no
pasaron de ser un pleito entre ricos (agentes preponderantes, competencia
económica, monopolios mediáticos). Nada de derecho a la información para
quienes estudian Comunicación. Más cadenas televisivas como Televisión Azteca,
ahora peor… una para los Vásquez Raña, la suya, por fin, para Carlos Slim.
Lo dicho: una riña entre ricos, en la que el
grueso de la población permaneció como espectador, o ni siquiera eso. Juventud
precaria que no entendió el por qué de la “nueva” legislación, ni su
trascendencia más allá de la cantaleta esa de que bajarían las tarifas.
Nada de medios públicos y mucho menos comunitarios,
o si, pero muy al estilo de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la
TV. ¿A quién le importa la alfabetización de las audiencias, la calidad de los
contenidos, la perspectiva de género permeando la programación, la manera tan
descabellada en que se recurre a la “publicidad integrada”? Lo mismo para vender
“productos milagro” que candidatos presidenciales a través de infomerciales
disfrazados de periodismo.
Ante tanta insensatez, quizá el mayor peligro
sea volverse personas sordas o indiferentes, para que eso no le pase, escriba: lacatorcenal@gmail.com