Por. Tus lágrimas se convirtieron en las estrellas
de mi cielo
Para Susana B. Giovannini:
Maestra
de filosofia (para la vida),
eminencia
en Teorías de Comunicación (humana) desde América Latina
y
compañera eterna en la lucha codo a codo, día tras día…
así, hasta
el final de nuestras vidas.
#NoSeMuereQuienSeVaSóloSeMuereQuienSeOlvida
Ladino: Dícese del indio o negro que habla “bien”
el castellano.
Los orígenes del Festival Vive Latino están en
los masivos del Estadio de Prácticas de Ciudad Universitaria y el
estacionamiento para aspirantes sobre avenida del Imán. Ahí se hicieron
presentes y forjaron camino, bandas como La Milagrosa, Juguete Rabioso, Maldita
Vecindad, Santa Sabina, Botellita de Jerez, La Lupita o Guillotina. Ante este
innegable antecedente, surge una crítica a propósito de la institucionalización
del rock y su cooptación a través de OCESA, por parte del colega Juan Pablo
Proal, quien se refiere a ésta como “la generación Zoé”, “porque una buena
parte esquiva su realidad con versos dedicados a la Vía Láctea (…) la que gasta su
quincena de contestador de teléfonos en un boleto del Vive Latino. Misma que
pasó más de cinco años en la universidad y ahora está deprimida en el
subempleo. En vez de alzar su voz, de repudiar su situación, se regodean de su
indiferencia”.
Ante esta
crítica mordaz, pero cierta, hay que mencionar a los representantes de la tribu
urbana: Tex Tex, Rodrigo Levario, El Haragán y Compañía, Transmetal, Charlie
Montana, Luzbel, Hocico, Garrobos y la Banda Bostik; quienes han tenido que
picar piedra para hacerse de un espacio en los carteles del Vive, que año tras
año reserva pocos espacios para “los sonidos de la calle”. No hay que olvidar
que hasta hace poco, ni la cumbia, ni los sonideros eran bien recibidos, pese a
que desde su creación, el Vive se ha auto-denominado “cultura musical”, pero apenas
hace dos o tres años comenzó a incluir propuestas como Kumbia Queers, Tropikal
Forever, Sonido Gallo Negro, Amandititita, Celso Piña y Sonido San Francisco; espacio
que “sin querer queriendo”, forjaron –a su manera y pesar- bandas como Los de
Abajo, Ozzomatli y El Gran Silencio. Aquí hay que mencionar a “La Avanzada
Regia”: Plastilina Mosh, Zurdok, Jumbo, Control Machete, Volován o Inspector, que
contribuyeron a “descentralizar el rocksito” en este complicado país.
No es que
el Festival fuera de “cultura musical”, es que ha tenido que hacerse y aquí es
donde entra su público, los medios (Órbita, Reactor, Ibero 90.9, Revista
Mescalito), es por ello que el Vive está en el camino de convertirse en el
festival más importante de Iberoamérica, pese a estar operado por OCESA y en
detrimento del Hell and Heaven Metal Fest #ElFestivalQueNoFue, hecho
lamentable, pero entendible, porque permite recordar que en 2010 Televisa pagó
107.2 millones de dólares por el 40 por ciento de las acciones de la misma, y aquí
es donde se aprecia la diferencia entre aquellos primeros conciertos en CU
donde “la seguridad erámos todos”, hasta el Foro Sol de nuestros días.
Si bien,
poco a poco la banda ha aprendido a ser más abierta y plural, tampoco hay que
perder de vista que en gran medida esa “tolerancia” es resultado de la Carpa
Intolerante, que a su vez derivó en otras. La inclusión gradual de distintas
propuestas a través de los diferentes escenarios ha permitido que otras
expresiones musicales se hagan presentes, como sucedió el año pasado con Los
Ángeles Azules y los Tigres del Norte que actuarán este 2014, y cuya “ausencia
histórica” remite a su tocada en el Festival Internacional Cervantino (2001), en
la que estuvieron acompañados de Julieta Venegas, La Barranca y Molotov; para
entonces ser concientes de que la Diversidad Musical siempre ha existido, y
conforme han pasado los años, los responsables de la des-organización han
tenido que “apechugar”.
Por
supuesto existen infinidad de recuerdos: el exilio de Julio Revueltas luego de
una respuesta desfavorable por parte del público, contrastado con las actuaciones
memorables de Los Tres, Todos Tus Muertos y Danza Invisible (1998), ni que
decir de La Castañeda, Los Fabulosos Cadillacs y The Wailers (2000). A lo largo
de sus diferentes ediciones, el Vive ha presentado a Save Ferris (2003), Desmond
Decker (2004), The Skatalites (2005), Los Súper Elegantes y Brujería (2006),
Jaramar (2009), Albert Plá y La Tokio Ska Paradise (2011), URSS bajo el Árbol
(2012) y Real de Catorce (2013). También han ocurrido situaciones insólitas, como la
madriza a Alejandro Marcovich y la lluvia de proyectiles contra Dover y Amaral,
o aquella ocasión en que se terminó el agua y la carne para las hamburguesas.
No obstante,
el rock sigue siendo antes que nada una
actitud ante la vida, y aquí se retoma a Proal cuando afirma, “hacen falta
grupos que hablen de su entorno social, que confronten al sistema, sus
intituciones y a quienes dicen gobernarnos. Si como dice Albert Camus, ‘el artista debe estar
siempre con aquellos que padecen la historia, no con los que la hacen’; los
grupos de rock deben aportar su capacidad de convocatoria para suprimir este
silencio cómplice que resulta muy cómodo para quienes lucran con este país y
sus diversas expresiones culturales”.
Por
ello, quienes asistan a los XV años tendrán que trascender lo efímero de un
concierto maratónico (4 días) y poner atención a los procesos culturales
alrededor de la música y de quienes la hacen… ¿por qué está pasando lo que pasa
con las disqueras, con los artistas, por qué un boleto cuesta lo que cuesta en
un país donde el poder adquisitivo disminuye día tras día; quién o quienes
serán los grupos de referencia para hablar de la generación que asistirá a la
edición 2014 del Festival Iberoamericano de “Cultura Musical” Vive Ladino?
Al
tiempo las respuestas…
Epitafio: Se te acabó quien te quería… (Marzo/13/2014).