Por. Su adiós no
mata…
Para Matria, jardín arterapéutico en el
centro de Oaxaca, Oaxaca.
“Oaxaca es un universo en si misma”, no sólo lo pensamos
nosotros; también lo dice y explica Gerardo Salcedo, ex académico de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en su afán por entender y abundar en su labor como parte del jurado en la cuarta edición consecutiva del Oaxaca Film Fest.
“No nacimos sabiendo organizar festivales”, la frase es de
Ana Echenique, directora ejecutiva del mismo Festival que en esta ocasión contó
con una selección de 115 películas procedentes de distintos países alrededor
del mundo (cerca de 40) y en el cual, cortometraje, documental y cine
experimental encuentran una plataforma de exhibición excepcional. A ella le
preguntamos sobre la distribución, asumiendo lo que Christian Sida, otro
integrante del jurado sentenció: “película que no se exhibe, no existe”. Ana
Echenique respondió que un par de convenios les permitirán premiar a igual
número de producciones para que tengan salida.
Entonces recurrimos a Patricia Chica, cineasta –en toda la
extensión de la palabra- para que nos explicará qué shingados es eso que ella,
participante del Festival de Cannes en 2013 con su cortometraje, Ceramic Tango,
denomina “auto-distribución”. Nos dijo que “las producciones tienen que
planificarse de acuerdo al contexto y circuito en el que buscas posicionarte,
sin que ello implique renunciar a ser auténtico”. Al preguntarle qué viene para
ella después de 15 cortometrajes y una retrospectiva en el Oaxaca Film Fest de
2011, respondió con cara de adolescente entusiasmada, “mi primer largometraje”.
También compartimos rumba y puntos de vista con el joven
director del Festival Internacional de Cine de Montería Colombia,
Guillermo Agamenón Quintero, quien abundó en lo delicado y enriquecedor que
resulta organizar un Festival , que en su caso cumplirá cinco años en 2014.
En nuestro andar por la ciudad de Oaxaca nuestra venas se
llenaron de mezcal, nuestra dieta diaria se nutrió con tlayudas de chapulines
asados, también hubo reencuentros con compañeros de la prensa: Indie Rock’s, Periódico Noticias, Canal 22,
momento preciso para reflexionar con respecto a qué ocurre en este país para
que tengamos una sociedad indolente ante el asesinato de sus periodistas.
No obstante, nos permitimos ir más allá: rumbear en
arrabales, salir del cine a altas horas de la noche, caminar de madrugada en
compañía de nuestra novia la soledad, conversar con compañeros maestros de la
Sección XXII, y celebrar nuestro cumpleaños con un maratón de cantinas. A tal
grado, que todavía hoy, cuando cerramos los OjO’s para soñar con el #AmorProhibido,
seguimos viendo cine: cortos, largos, ficción, documental, mexicano e
internacional en nuestras pupilas.
Todo debido al vaivén de situaciones que este baluarte
infinito de México permite, y que podrían sintetizarse en una frase: “No eres
tú, es Oaxaca”; por su pan con chocolate de leche por las mañanas, el pasillo
de las carnes en el mercado 20 de noviembre, las tardes soleadas por la plaza
de Santo Domingo, la basílica de Nuestra Señora de la Soledad, el majestuoso
teatro Macedonio Alcalá, con el 8vo. Congreso Nacional de Danzón incluido.
Oaxaca como un crisol de expresiones culturales que el Festival de Cine magnífica, de tal suerte que si usted no conoce esta ciudad, o tiene mucho que no
vuelve, este es el momento preciso. Sus maestros y habitantes, guerreros
incansables como siempre y sobre todo en los años recientes, además de
luchones… son sumamente hospitalarios.
Anhelo cumpleañero:
A todas y todos los que se tomaron un instante para recordar
al responsable de esta reflexión casi quincenal en su diablo, y a los que no
también, les parafraseamos a Cristina Pacheco:
“Estemos donde estemos, por lejos que vayamos, no olvidemos nuestras
raíces. Nosotros somos del campo, allí están nuestras raíces. No traicionemos a
la tierra porque, después de todo, es nuestro único destino”.