Por. La
protagonista de mi nueva historia.
A la memoria del FotoMaestro: Héctor García:
Por “nuestro” BOMBAY, que no volverá a ser
lo que fue…
Aventurar
una reflexión con respecto a la situación política de nuestro país siempre
supone el riesgo del desacuerdo y/o la desaprobación, como dice uno de nuestros
graffiti´s favoritos: “toda palabra dicha despierta una idea contraria”. No
obstante, decidimos correr el riesgo, cancelar la cobardía y exponer aquí
nuestro punto de vista con respecto a lo que sucede en la vida política
nacional a una semana de la elección pre-demencial.
Conforme
nos acercamos al domingo 1ero de julio nos alejamos de quienes opinan
diferente, las agresiones se multiplican y así reducimos la mirilla de la
diversidad ideológica. Nos divide nuestra “simpatía” por tal o cual candicuento
(quisimos escribir candidato, pero después del debate #YoSoy132 confirmamos la
primacía de las promesas y la escasez de propuestas).
Denostamos
y descalificamos a quien nos resulta non grato, mediante insultos, pero con pocos argumentos,
y aunque de repente surgen frases, formas y actitudes sumamente creativas para
protestar, estas son las menos. Perdemos el foco de que son los monopolios (de
tortilla, cemento, telefonía, cultura, televisión) lo que tiene a este país
sumido en la miseria, con la
complicidad de “funcionarios” y “servidores” públicos, que se apegan a la
máxima: “el gobierno cambia, pero el Estado permanece”. Así, la corrupción, la
impunidad y el crimen se ostentan como aspectos ineludibles de la cultura
política mexicana.
Opinión
aparte merece el modelo económico neoliberal: rapaz, gore y asesino; acompañado de la actitud
recalcitrante y servicial de quienes han desmantelado al Estado Mexicano
empecinados en atraer inversión extranjera al costo que sea, vía la
privatización de servicios básicos y ejes económicos estratégicos, como
educación, carreteras, aerolíneas, entre otros. Por ello urge anteponer una
política social a una política de números, por la sumisión del gobierno ante
los poderes fácticos (televisoras, sindicatos vía el corporativismo, y
narcotráfico). En el entendido de que si esta situación no tiene un viraje
importante en el corto plazo llegaremos a 2018 con el sin sabor que nos dejarán 36 años de
neoliberalismo. Panorama
preocupante porque aún no entendemos lo que canta Julieta Venegas, “mientras
tanto vamos todos en el mismo tren, cometiendo errores y pisando mal”. Ni el Consejo Coordinador
Empresarial, ni los “peje fans”, ni la banda anti Enrique DesPeña Miento, mucho
menos los ocurrentes asesores de campaña de Josefina
Vázquez EMO, ni los pseudo políticos, ni nuestros dizque representantes.
Toleramos
pero no aceptamos, incentivamos el desprecio por lo diferente, porque se le
desconoce y encima se le teme, porque apertura no es sinónimo de respeto,
porque “aquí no se acostumbra a amar la diferencia”, lo cual es grave, pero como
concluye su canción la Venegas “quizás el paso del tiempo nos enseñe algo”, al fin que por “rompidas de
hocico” en la Historia de México no paramos.
El reto
está en amanecer el lunes 02 de julio sin desgarrar nuestro ya de por si
deteriorado “tejido social”, sobreponernos a la división que siembra “la
competencia” electorera mediante las campañas negativas. Se requiere mantener
una actitud prudente, con una cultura política del siglo XXI, por supuesto que
todo eso dependerá del desarrollo y resultado de las votaciones, sin embargo,
consideramos necesaria la reflexión personal con miras a pensar ¿qué voy a
hacer yo por este país en los seis años que están por venir?
Decidir y
asumir la responsabilidad de dicha decisión. Tener en cuenta que la contienda es
temporal y que cada quien tendrá que trabajar desde su trinchera para que esto
camine, con todas las posibilidades adversas que dicho caminar representa.
Definir de qué lado de la balanza vamos a estar y ser congruentes con nuestra
posición. A ver que sucede…
Conocimiento…
… a saber,
saber ganar, saber perder, saber querer… saber amar, abrazar y dejar ir todo
aquello que bien amamos, el corazón se vuelve un molcajete con los años”.
Alejandro
Páez Varela.