lunes, 20 de febrero de 2017

Catorcenal 165: Noveno Aniversario



Para Gabino Guadarrama:
Estés donde estés, hagas lo que hagas… ¡échale ganas!


Tenía nueve años cuando mis engendradores se separaron. Tenía nueve años cuando cobré conciencia del mundo, inmundo… con todo lo que eso implicaba. Aprendí a moverme por la Ciudad de México en trans-porte público con poco o mucho dinero, más por obligación o necesidad, que por interés. Entendí, sin querer, que sólo trabajando se puede comer.

Hoy, nueve años después de haber iniciado este proyecto, se han escrito 165 columnas distintas, siempre con la firme convicción de reflexionar. De repente, honestamente, ya no sé qué pensar. Lo único que MeMantiene firme es la posibilidad de tomar la pluma y en unas líneas poder aludir a quienes hoy están muertos, pero cuyo legado permanece. También al amor que se fue, quizá muy cobardemente, o que sencillamente no se permitió ser… porque dicho sea de paso: la cobardía pudo más que su amor.

Si me lo preguntan directamente, diré que nunca imaginé que viviría lo suficiente para convertir a este espacio casi quincenal en lo que es ahora. No lo sé, quizá fue por inmadurez, ímpetu de juventud o el valorar tan poco un esfuerzo constante, que se enquistó la posibilidad de perecer antes de CRECER.



Ahora sé que es posible "tirar la toalla" por un momento, sobre todo llegados a un punto en que parece imposible continuar y tampoco hay humor, ni ganas de dar explicaciones sobre por qué nos detenemos. Sin que eso signifique renunciar, es sólo que uno aprende a cavilar al respecto: A darle su tiempo a los momentos y, en el mejor de los casos… espera que se repitan al menos una vez más. Creyendo, quizá muy ingenuamente, que con eso se conjura el paso del tiempo, el dolor que provoca la muerte, las ausencias y/o los vestigios de emoción. Vemos, después de un tiempo, que no siempre es posible lograrlo, por una o por otra causa, la vida como que se precipita. Podemos entonces afrontarla así o hacer de cuenta que no sucede nada.

En #14Nal pensamos que por el contrario, la situación en general se ha agravado y cada día es más difícil nuestra supervivencia entre este conjunto de territorios (tan desiguales y contrastantes) que aún llamamos “México”. Difícil, más no imposible. Es esta convicción lo que anima a mantener viva esta columna, “idea toral/vertebral”, que sostiene al esqueleto. Un poco de congruencia entre el decir, el hacer y –lo más importante- el pensar. Por lo que escribió el doctor Héctor Domínguez Ruvalcaba en su libro: “Nación Criminal. Narrativas del Crimen Organizado y el Estado Mexicano” (Paidós, 2015):

Hemos de entender la producción del saber crítico como el ejercicio de una moral expresada como el valor de decir la verdad, el bien simbólico social que desafía a las instancias represoras (…) Lo moral es histórico, lo moral es una disputa continua más que la reproducción de paradigmas establecidos en un espacio abstraído de las circunstancias específicas (…) El modelo sartreano de la moral como respuesta a lo contingente, que Alain Badiou ha interpretado como el plano de lo específico, es el que, en efecto, parece mantenerse en el quehacer crítico del campo intelectual mexicano”.

En #14Nal, el ejercicio periodístico se traduce en teoría y práctica indisociables, un toque peculiar y una dosis de actitud performativa (que demanda la vida). Eso ha sido desde su origen y eso seguirá siendo esta columna en todo este tiempo. Por lo mismo, esperamos mantener el contacto, haciendo lo que más nos gusta. No le pedimos mucho a la vida, al menos nueve años más, así este “proyecto personal” habrá cumplido su mayoría de edad. Entonces, tal vez, volveré a sincerarme a este nivel… una vez más.